El presidente la Sociedad Dominicana de Vacunología, José Brea del Castillo, recomendó que, al tiempo que se lucha contra la COVID-19, se mantengan los programas nacionales de inmunización para evitar que se produzca una sindemia, o la coexistencia de dos o más fenómenos con potencial epidémico.
Al dictar la conferencia “Deteniendo al COVID-19. ¿Por qué vacunarnos?”, el pediatra infectólogo indicó que los esfuerzos mundiales que se realizan para detener la COVID-19 han desencadenado, indirectamente, un aumento de enfermedades infecciosas letales y debilitantes, debido a la detención de los programas de vacunación regulares, causado por la escasez de vacunas tras el cierre de fronteras y las interrupciones de los viajes aéreos.
Brea del Castillo lamentó que, fruto a la desinformación y el surgimiento de grupos antivacunas, enfermedades que habían sido erradicadas como el sarampión y la difteria, entre otras, han vuelto a surgir y podrían ocurrir brotes justo en un momento tan crucial como el actual. En el webinar organizado por el Área de Ciencias de la Salud del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), dijo que las vacunas son las mejores estrategias en salud pública porque se vacunan grupos bien definidos, hay un contacto directo y no altera estilos de vida.
“La vacunación no solo evita muertes, sino que evita secuelas permanentes y momentáneas que le cuestan al Estado y las familias, hospitalizaciones, consumir medicamentos, situaciones escolares, universitarias o laboral”, expresó al valorar los beneficios económicos de la vacunación.
“Es hora de tomar en serio la confianza en las vacunas. Hay datos suficientes que ilustran que la desconfianza en las vacunaciones interfiere en la adherencia a las recomendaciones y es causa de reducción de las coberturas vacunales y de la aparición de brotes de enfermedades infecciosas”, manifestó el galeno reconocido Egresado Destacado del INTEC.
Rapidez en producir la vacuna
El especialista dijo que de las vacunas contra el COVID-19 se han desarrollado en tan poco tiempo porque había un conocimiento previo de los coronavirus por las epidemias de 2002 y 2012, la secuenciación del genoma se hizo en tiempo récord, las vacunas inactivadas han sido producida por décadas y hubo aceleración de las fases, se invirtieron recursos y lo más importante, hubo solidaridad de los voluntarios.
“La vacunación masiva es la única forma aceptable de conseguir la inmunidad de grupo”, dijo, al destacar que las vacunas contra la COVID-19 muestran hasta ahora un elevado nivel de eficacia y seguridad. En ese sentido, llamó a los ciudadanos a confiar en la ciencia, buscar información en fuentes fiables y contribuir a evitar los bulos en las redes sociales.
Las vacunas van más allá de la protección individual, la inmunización es además un acto de solidaridad hacia los miles de pacientes en el mundo que no pueden hacerlo: niños trasplantados, inmunodeprimidos u oncológicos, con trastornos metabólicos, cardiovasculares, renales, genéticos y envejecientes.
Efectos secundarios
Señaló que todas las vacunas, aprobadas hasta este momento, evitan que la persona que se contagie de COVID-19 haga un cuadro de gravedad que requiera internamiento. Brea planteó que no es cierto que la vacuna provoque el COVID-19 y precisó que, pese a haber padecido la enfermedad, es necesario vacunarse.
Además, aclaró que los efectos secundarios de las vacunas como dolor en la zona inyectada, fatiga, dolores musculares, síntomas como de gripe leve, dolor de cabeza y fiebre, se sobrepasan al segundo día y se pueden contrarrestar con la ingesta de acetaminofén o ibuprofeno.