El Día Mundial de la Sonrisa se celebra desde 1999 a partir de un famoso personaje creado en tan solo 10 minutos. La importancia de este gesto ha sido ratificada por la ciencia en diversas ocasiones y hasta puede ser clave en la respuesta al COVID-19, aún cuando tengamos que cubrirla con una mascarilla.
Con crisis económicas y sociales, conflictos entre países y, por supuesto, una pandemia que paralizó al planeta, el año 2020 parece no haber traído demasiadas razones para sonreír. Quizás por eso, la celebración del Día Mundial de la Sonrisa puede ser una buena oportunidad para intentar combatir la crudeza de este año con los beneficios que, según la ciencia ha demostrado, tiene el gesto más amistoso que podemos hacer con nuestro rostro.
El Día Mundial de la Sonrisa se conmemora desde 1999 cada primer viernes de octubre y su festejo está directamente asociado a una de las sonrisas más famosas del mundo: la Smiley Face o carita sonriente que fue inmortalizada en infinidad de artículos comerciales en Estados Unidos.
El personaje, nada más que una sonrisa con ojos dentro de un círculo amarillo, fue creada en 1963 por el artista estadounidense Harvey Ball a pedido de una empresa que buscaba aumentar la moral de sus trabajadores. En verdad, Ball tardó solo 10 minutos en dibujar el personaje pero su éxito trascendió su uso original y no solo se convirtió en un ícono mundial, sino que le permitió a Ball fundar la Fundación Mundial de la Sonrisa, dedicada a realizar actos de beneficencia y promover buenas conductas en el mundo.
El propio Ball reivindicaba los efectos positivos de la sonrisa en las personas, algo que la ciencia ha buscado demostrar en diversas oportunidades. En 2012, por ejemplo, las psicólogas de la Universidad de Kansas Tara Kraft y Sarah Pressman estudiaron a 169 personas para determinar cómo la sonrisa podía influir en sus estados de ánimo.
Los voluntarios debieron realizar actividades estresantes, como dibujar una estrella con su mano inhábil o sumergirse en agua helada, mientras sostenían en sus bocas palillos que los obligaban a tener diferentes expresiones. Mientras un grupo mantenía una expresión neutra, otro tenía una sonrisa normal y un tercero una sonrisa de Duchenne, como se denomina al tipo de sonrisa amplia que involucra a todos los músculos de la cara.
Los resultados del estudio indicaron que las personas que realizaron las actividades manteniendo una expresión de sonrisa tuvieron un ritmo cardíaco más bajo luego de realizar las taras estresantes. Los voluntarios sonrientes incluso tuvieron un menor descenso en la afectividad positiva.
También hay estudios científicos que comprobaron que una sonrisa puede ser contagiosa y motivar efectos positivos en otras personas. Un estudio hecho en 2010 por los investigadores suecos Ulf Dimberg & Sven Söderkvist indicó que no podemos evitar responder con una sonrisa cuando vemos una sonrisa delante de nosotros.
La sonrisa puede tener efectos incluso cuando es forzada por factores que no tienen que ver con el humor. Un estudio de la Universidad de Cardiff divulgado en 2009 aseguraba que las personas que, por haberse hecho tratamientos faciales con botox, no pueden fruncir el ceño, son menos tristes que las que sí pueden hacerlo.
En medio de la pandemia de COVID-19, la sonrisa también puede ayudarnos. No solo a la hora de evitar el estrés que puede producir los encierros o la tensión provocada por la enfermedad, sino para mejorar la relación entre pacientes y médicos, una de las claves para lograr una buena respuesta sanitaria.
La revista médica Medigraphic publicó en 2016 un estudio de varios investigadores mexicanos que analizaba el impacto de la sonrisa en la relación de médicos con pacientes y alentaba a los profesionales de la salud a recibir a sus pacientes con una sonrisa para mejorar la relación y la atención médica.
En tiempos de protocolos sanitarios, es probable que muchas sonrisas queden ocultas debajo de mascarillas. Sin embargo, la ciencia ha intentado demostrar como, aunque la sonrisa no se vea, puede ser crucial para mejorar nuestra salud en tiempos difícil.
Fuente: Sputnik