La nutricionista Inna Pichuguina reveló que es uno de los mitos más populares pensar que la sandía y el melón ayudan a perder peso, más al contrario, estas provocan más luego de consumirlas.
Estos frutos se caracterizan por ser refrescantes en días calurosos debido a su alto contenido de líquido, pero lo que muchos no saben es que genera un aumento de apetito debido a la cantidad de sacarosa y fructosa que contienen y hacen que el azúcar en la sangre se eleve.
“Inmediatamente después de comer melón o sandía, el organismo se siente alimentado, pero después de un corto tiempo hay una sensación de hambre aguda, hay un deseo de comer algo lo antes posible. Y, por regla general, una dieta así termina rápidamente en una interrupción”, explicó la nutricionista.
Para aprovechar al máximo estos alimentos, Pichuguina recomendó consumirlos como un reemplazo a los postres dulces al momento de almorzar en una cantidad que no supere los 200 a 300 gramos por día.
La especialista concluyó recomendando evitar el consumo de estos frutos a las personas que padecen de diabetes, enfermedades cardiacas, vasculares o renales. Mientras que aquellos que tienen úlceras agudas, gastritis y otros problemas gastrointestinales deberían renunciar a estos alimentos por completo.
Fuente: Sputnik