Un grupo de científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha determinado que en personas con casos leves de covid-19, los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 —el virus que causa la enfermedad— disminuyen de manera brusca durante los primeros tres meses tras la infección, según un artículo publicado este martes en The New England Journal of Medicine.
El estudio explica que en tales casos, los anticuerpos producidos por el organismo a causa de la presencia del antígeno se reducían aproximadamente a la mitad cada 73 días, es decir, en menos de tres meses. Si se mantiene ese ritmo, los anticuerpos podrían desaparecer totalmente en cuestión de un año, indica.
Anteriormente, otras investigaciones también sugirieron que los anticuerpos contra el nuevo coronavirus eran de corta duración, sin precisar cuál era la velocidad a la que disminuían, por lo que el estudio de UCLA es el primero en ofrecer este dato.
¿Qué supone esto?
Los expertos estudiaron a 20 mujeres y 14 hombres —con una media de edad de 43 años— que se recuperaron de casos leves de covid-19. Las pruebas de anticuerpos se realizaron en un promedio de entre 36 y 82 días después de que se detectaran los primeros síntomas de la enfermedad.
Este hallazgo plantea preocupaciones en relación a la idea de crear “pasaportes de inmunidad” basados en anticuerpos, el potencial de la inmunidad colectiva y la fiabilidad de las pruebas de anticuerpos para “calcular infecciones pasadas”. Asimismo, el descubrimiento podría tener implicaciones para la durabilidad de las vacunas basadas en dicho parámetro.
“La infección con este coronavirus no necesariamente genera inmunidad de por vida”, explica Buddy Creech, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt, que no participó en el estudio. Asimismo, detalla que el sistema inmune recuerda cómo producir anticuerpos nuevos si es necesario, precisando que otras partes de este también ayudan a conferir protección.
“Solo una parte de la historia”
Creech señala que los linfocitos B desarrollan una memoria para saber cómo volver a actuar rápidamente “cuando haya una nueva exposición al virus”. “Es como si estuvieran latentes, solo esperando”, compara el científico, quien matiza que otros glóbulos blancos denominados linfocitos T funcionan de una manera similar.
Si bien los anticuerpos circulantes pueden no durar mucho, es necesario saber si las personas vuelven a generar anticuerpos en caso de exponerse de nuevo al coronavirus y si se protegen contra otra infección, afirma Alison Criss, inmunóloga de la Universidad de Virginia.
Las vacunas, que provocan que el sistema inmunitario produzca anticuerpos, pueden brindar una protección más duradera que la infección natural, porque usan “versiones purificadas de lo que estimula dicha respuesta”, señala la experta. Creech, por su parte, coincide con esta postura, considerando que el reciente hallazgo “no debería disuadirnos de buscar una vacuna” pues —argumenta— “los anticuerpos son solo una parte de la historia”. Fuente: RT