Una mujer sabe que tiene la menopausia cuando ya no tiene la regla y le es imposible quedar embarazada de manera natural.
La menopausia es una fase natural del envejecimiento en la mujer, que normalmente ocurre entre los 45 y los 55 años.
Sin embargo, esta también puede ser inducida mediante una cirugía para extirpar los ovarios o el útero, conocida como histerectomía.
Según la revista británica Climateric, las mujeres latinas y asiáticas son quienes primero sienten estos síntomas: las primeras, aproximadamente a la edad promedio de 48,6 años, mientras que las segundas entre los 42,1 y los 49,5.
Mientras, la publicación especializada dice que para las europeas la edad media a la que cesa la menstruación se ubica entre los 50,1 y los 52,8 años.
En América del Norte, por su parte, esto ocurre entre los 50,5 y los 51,4.
Pero, ¿qué hay detrás de estos cambios? ¿Qué los ocasionan y qué transformaciones sufre el cuerpo de la mujer durante este período?
Sofocaciones, ansiedad y pérdida del deseo sexual
Las causantes de la menopausia son las hormonas, específicamente una llamada estrógeno.
Esta es crucial para todo el ciclo reproductivo mensual. Durante él ocurre el desarrollo y la liberación de un óvulo de los ovarios cada mes para la fertilización, y el engrosamiento del revestimiento del útero que lo alista para aceptar el óvulo fertilizado.
Sin embargo, a medida que las mujeres envejecen y disminuyen su cantidad de óvulos, cesan la ovulación, la regla y los embarazos. El cuerpo también deja de producir los estrógenos encargados de controlar todo el proceso.
Nada de esto sucede de la noche a la mañana. Esta importante hormona puede tardar varios años en caer a niveles bajos, y luego se mantiene así.
Los cambios hormonales tienen un impacto masivo en el cuerpo de la mujer. El cerebro, la piel, los músculos y las emociones se ven afectados por la caída de los niveles de estrógeno.
El cuerpo puede comenzar a comportarse de manera muy diferente, y muchas mujeres experimentan síntomas mucho antes de que sus períodos se detengan, durante lo que se llama la perimenopausia.
Las sofocaciones, los sudores nocturnos, los problemas de sueño, la ansiedad, el bajo estado de ánimo y la pérdida de interés en el sexo son comunes.
Los problemas de la vejiga y la resequedad vaginal también son normales durante este proceso.
Y cuando la producción de estrógeno se detiene por completo, esto tiene un efecto a largo plazo en los huesos y el corazón. Los huesos pueden debilitarse, lo que hace que las fracturas sean más probables, y las mujeres pueden ser más vulnerables a las enfermedades cardíacas y al derrame cerebral.
Es por eso que a las mujeres se les ofrece terapia de reemplazo hormonal (también conocida como TRH), para aumentar los niveles de estrógeno y ayudar a aliviar los síntomas.
Sin embargo, no todas las mujeres experimentan síntomas. Y en todo caso, estos pueden variar en cuanto a su gravedad y duración, que puede ir desde unos pocos meses hasta varios años.
Cambios de humor
Entonces, ¿cuál es la causa de las sofocaciones?
La respuesta está en la falta de estrógeno. Esta hormona está involucrada en el funcionamiento del termostato del cuerpo, localizado en el cerebro.
Normalmente, el cuerpo soporta bien los cambios de temperatura, pero cuando falta el estrógeno, el termostato no funciona bien y el cerebro piensa que el cuerpo se está sobrecalentando, aunque no lo esté.
La falta de estrógeno también puede ser la causante de los cambios de humor.
Esta hormona interactúa con los químicos en los receptores cerebrales que controlan el estado de ánimo, y cuando sus niveles son bajos esto puede causar ansiedad y un bajo estado anímico.
La falta de estrógeno también puede afectar la piel, haciéndola sentir seca o como si hubiera insectos arrastrándose por debajo de la carne.
Otras hormonas como la testosterona y la progesterona tienen un papel durante la menopausia, aunque no tienen el mismo impacto en el organismo que los niveles bajos de estrógeno.
La progesterona ayuda a preparar el cuerpo para el embarazo cada mes y disminuye cuando la regla se detiene.
La testosterona, que las mujeres producen en niveles bajos, está vinculada con el deseo sexual y los niveles de energía. Esta hormona disminuye a partir de los 30 años y solo unas pocas mujeres necesitan recargarse.
Detectar la menopausia
Para saber si una mujer está atravesando por esta etapa, es posible realizar un análisis de sangre para chequear los niveles de una hormona llamada Hormona estimuladora de Folículos (FSH, por sus siglas en inglés).
Este examen, sin embargo, no es muy preciso, en particular a partir de los 45 años.
Los expertos dicen que los niveles hormonales suben y bajan todo el tiempo, durante el transcurso de un día, por lo que la prueba no puede determinar mucho.
La mejor manera es hablar con un médico de cabecera o enfermera sobre el patrón de la regla y cualquier síntoma que la persona esté experimentando.
Es importante saber qué síntomas son necesarios tener en cuenta: las sensaciones de falta de energía o irritabilidad deben ser consideradas tanto como los sofocos y los sudores nocturnos.
Los cambios cada vez más pesados e irregulares en la regla son uno de de los primeros signos de que la menopausia se aproxima.
Hasta que dejes de tener la regla por un año, no estarás segura de que realmente has pasado por la menopausia.
¿Qué pasa después?
Los niveles de estrógeno en el cuerpo no se recuperan después de la menopausia. Con el aumento de la esperanza de vida, las mujeres ahora viven más de un tercio de sus vidas con deficiencia de estrógeno.
Pero no hay razón para intimidarse, dice la ginecóloga Heather Currie, experta en el tema y expresidenta de la Sociedad Británica de Menopausia.
“Las mujeres continúan trabajando después de este período y todavía se ven increíbles. La imagen de la menopausia está cambiando”.
Su consejo es el siguiente: “Si la estás pasando mal, visita tu médico de cabecera, quien va a estar armado de información”.
“Las mujeres deben saber qué síntomas buscar”.
Currie dice que existe mucho apoyo e información para ayudar a las mujeres a sobrellevar los cambios físicos y emocionales que trae consigo la menopausia.
La terapia de reemplazo hormonal se considera el tratamiento más efectivo disponible para combatir sus síntomas.
Y aunque existe un debate sobre su seguridad a largo plazo (ya que puede tener algunos efectos secundarios), se ha demostrado que “los beneficios de este tratamiento superan los riesgos”, acota la doctora.
Hablar con otras mujeres que atraviesan la misma situación y experimentar los mismos síntomas también es de verdadera ayuda, agrega.
La menopausia, por otra parte, es otra buena razón para que las mujeres lleven un estilo de vida saludable.
Esto debería incluir comer una dieta balanceada, baja en grasa y alta en calcio para fortalecer los huesos y proteger el corazón; hacer ejercicio regularmente, para reducir la ansiedad, el estrés y protegerse contra las enfermedades del corazón; dejar de fumar, para prevenir padecimientos cardíacos y sofocos; y no beber demasiado.
Estas precauciones ayudarán a reducir los efectos de la menopausia en el cuerpo.
Fuente: BBC Mundo