Donde comienza el deber, se detiene la amistad

Donde comienza el deber, se detiene la amistad

Imagino que el presidente Luis Abinader vive uno de los momentos más difíciles de su gobierno: someter ante la Procuraduría los resultados de una investigación que él mismo encargó a la gestión de un gran amigo: el doctor Santiago Hazin, director de Senasa por más de 4 años.

No es justo ni serio adelantarse a juzgar y sacar conclusiones cuando recién comienza a trabajar el Ministerio Público sobre graves hallazgos de irregularidades, detectadas en el manejo del Senasa.

El gobierno no ha señalado nombres. No ha comenzado un juicio mediático contra funcionarios. Ha hecho lo que corresponde: investigar. Obtener resultados. Y depositarlos ante la Procuraduría para ver el grado de comprometimiento que tienen y quiénes son los responsables.

Los nombres de funcionarios del Senasa conocidos hasta ahora, los ha publicado la prensa fruto de una investigación periodística basada en documentos y elementos obtenidos dentro de la institucion y por personas afectadas o dispuestas a colaborar para denunciar lo que consideran actos de corrupción.

¿Hasta dónde estaba involucrado el doctor Santiago Hazin, siendo la cabeza de la institución? Nadie lo sabe. Lo tendrá que investigar el Ministerio Público.

¿Se confió el doctor Hazin de sus subordinados y colaboradores más cercanos? ¿Sabia lo que supuestamente ocurría que llevaron a la institución a una crisis financiera pero además a su gobierno, por el que tanto luchó, a una crisis de credibilidad muy alta?

El presidente Abinader no ha faltado al amigo. Habrá que ver si fue el amigo quien faltó ante su presidente.

Si Santiago conocía a Abinader, como sé que lo conocía, sabía que tenía que andar con pie de plomo en una institución pública encargada de respaldar la salud de un pueblo, mayoritariamente pobre, y donde se manejaban miles de millones de pesos.

En todo caso se ha impuesto el deber por encima de la amistad. Es la posición de un político verdadero y de un estadista como Luis Abinader que juró cumplir y hacer cumplir las leyes y proteger el erario de actos de corrupción que ocurrieran en su mandato. Fuera quien fuera.

Me consta que en cada consejo de gobierno repetía una y otra vez el mandato que tenían cada uno de los funcionarios en velar por el uso del dinero público; de velar por la transparencia de los procesos de licitación; de ser funcionarios honestos.

El presidente ha actuado con responsabilidad al detectar, documentar y entregar a las autoridades pertinentes cuando hay dudas, sin escándalos, ni a escondidas. Hoy es el Senasa y ojalá sea mañana con cualquier otra institucion.

Depositar en la Procuraduría los hallazgos encontrados en el Senasa marca un precedente institucional: funcionarios públicos que entregan evidencia potencial de irregularidades sin esperar a ser requeridos.

Sin sentimentalismo, ni amiguismos, ni rumores ni morbo. Se está actuando en respuesta a lo que siempre ha reclamado la sociedad en la lucha contra la corrupción, con coherencia y sin interferencias.

Duele en lo más profundo llevar ante la justicia a un amigo. Pero duele más verse de alguna manera traicionado por el amigo en el que depositó la confianza. Por acción u omisión, algo pudo haber pasado en la gestión de Hazin en el Senasa para que se sembrara la duda, para que fuera investigado internamente, y ahora sometido ante la Procuraduría.

El mejor amigo es el que acepta la confianza y responsabilidad de un cargo público y responde a su hermano de la vida con fidelidad, consagración, transparencia, y honestidad.

Si falló el doctor Hazin, entonces no ha actuado mal su amigo y presidente Luis Abinader.

Donde comienza el deber, se detiene la amistad.

PD: A mi también me duele. Chago ha sido y es mi médico. Pero soy también ciudadano.