Familia haitiana huye a RD luego de que banda les quemara su casa

Familia haitiana huye a RD luego de que banda les quemara su casa

Eran una familia común de clase media baja en Haití, conformada por la madre, quien se dedicaba a la venta de alimentos, la hija mayor, maestra y abogada, la del medio, estudiante de Medicina, y la menor, que aún asistía a la escuela.

Entre 2018 y 2019, vivían en el barrio Carrefour-Feuilles, en Puerto Príncipe, donde una de las muchas bandas que operan con extrema violencia decidió incendiar su vivienda, solo para marcar territorio y demostrar su poder ante la Policía local.

Un día, la madre se encontraba en una zona rural a tres horas de la ciudad, donde aún permanecían sus dos hijas menores, de 12 y 19 años, cuando recibió una llamada desgarradora: un enfrentamiento entre la banda y la Policía había estallado.

Desde entonces, la violencia no cesó. Durante días, el barrio quedó bajo el asedio de los pandilleros. Sin alimentos ni provisiones, la familia tuvo que salir en busca de lo esencial y, en el camino, se encontró con cadáveres esparcidos por las calles.

Después de varios episodios aterradores, donde presenciaron de cerca la brutalidad de la banda, decidieron abandonar Carrefour-Feuilles, dejando atrás su hogar, sus pertenencias y sus recuerdos. Buscaron refugio en casas de amigas.

Días más tarde, la hija mayor regresó a su antigua casa y la encontró completamente saqueada: no quedaban ni las cortinas ni su laptop. Poco después, su madre también fue a verla y halló un escenario aún más desolador. No había ropa, muebles ni rastro alguno de lo que un día fue su hogar. Vacío. La desesperación la venció y rompió en llanto.

El asesinato del líder de la banda les permitió volver al barrio, pero la tranquilidad seguía siendo incierta. Con el miedo aún latente, las hermanas empezaron a contemplar la posibilidad de emigrar, evaluando opciones que iban desde Turquía hasta destinos más cercanos como Cuba, México o Estados Unidos.

Finalmente, les sugirieron viajar a Santo Domingo. Las dos hermanas mayores obtuvieron visas dominicanas a través de un intermediario. Para la menor, la familia recurrió a un traficante, a quien pagaron 200 dólares para que la llevara a la República Dominicana en febrero de 2020.

Sorprendentemente, la más joven llegó antes que sus hermanas a la residencia donde se hospedarían en Santo Domingo: una casa abarrotada de haitianos, que poco después decidieron dejar por un espacio más privado.

Mientras tanto, la madre permaneció sola en Puerto Príncipe. Sentía desconfianza hacia la República Dominicana, influenciada por los relatos sobre el racismo que algunos en Haití atribuían al país vecino. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que no todo lo que había escuchado era cierto.

En noviembre de 2023, la violencia de la banda que dominaba su barrio llegó hasta su propia casa. Para reafirmar su control, los pandilleros comenzaron a incendiar viviendas. Una de las primeras en ser consumida por las llamas fue la de su vecino.

Las hijas lograron reunir 650 dólares para gestionar el visado de su madre, quien en diciembre de 2023 cruzó la frontera hacia la República Dominicana, un país que antes miraba con recelo, pero que ahora considera su refugio. De Haití, en cambio, prefiere no hablar.

La mayor, que en su tierra natal ejercía como maestra y abogada, y su hermana, que estudiaba Medicina, hoy trabajan como peluqueras en Santo Domingo. Con su oficio, cubren el alquiler de 18,000 pesos mensuales y los gastos básicos.

A veces, el dinero escasea. La madre ayuda vendiendo comida en el barrio, mientras que la hermana menor continúa en la escuela, aunque las cicatrices emocionales de lo vivido aún la persiguen.

En ocasiones, la joven que soñaba con ser médica no puede evitar quebrarse al recordar la carrera que dejó atrás.

Aunque tres de ellas ingresaron legalmente a la República Dominicana, ahora todas se encuentran en condición migratoria irregular. Quisieran regularizar su estatus, pero no tienen los medios para hacerlo.