El exfuncionario Miguel Mejía afirmó que su destitución mediante el Decreto 8-25, emitido el 9 de enero, no se debió a mal manejo de fondos públicos ni a faltas éticas, sino a presiones internas y externas que enfrentó el presidente Luis Abinader.
Mejía indicó que su salida del gobierno responde a su postura crítica frente a diversas áreas de la administración, lo que generó incomodidad en ciertos sectores.
Aseguró que su permanencia en el gobierno no fue resultado de un acuerdo político con el Partido Revolucionario Moderno (PRM), sino por un vínculo personal con el fallecido José Rafael Abinader.
El también dirigente político sostuvo que no le sorprendió la decisión del mandatario, ya que conocía la presión a la que estaba sometido.
Afirmó que su destitución es, para él, una “condecoración”, pues le permite mantener su coherencia y principios.