Fuerza Nacional Progresista celebra su 43 aniversario

Fuerza Nacional Progresista celebra su 43 aniversario

La Fuerza Nacional Progresista en el aniversario 43 de su fundación reafirma su compromiso con la defensa de la nación de los Padres de la Patria, como lo ha enseñado el líder Marino Vínicio Castillo.

A continuación comunicado íntegro:

“Desde hace años venimos advirtiendo en forma reiterada, que la existencia de la Patria nuestra, está más amenazada y en peligro que nunca antes desde su fundación, que se encuentra expuesta a un sostenido y vergonzoso proceso de injerencias, y que eventualmente, podría ser víctima de una nueva intervención internacional, para imponer “ la solución dominicana a los problemas de Haití Estado Fallido”.

Hemos llegado a ese grado de exposición y riesgo, al través de un proceso prolongado, sostenido, tortuoso, impuesto, tanto por poderes foráneos que proceden frente a las dos naciones emblemáticas que coexisten en la Isla de Santo Domingo con gran cinismo y perversidad, como por sus cómplices o agentes locales, en las clases dirigentes de la nación, que se someten a ese planes inicuos por interés, venalidad, temor, servilismo, irresponsabilidad, incapacidad o inconsciencia.

Es por eso que hoy reiteramos el llamado responsable a todos “los buenos y verdaderos dominicanos”, que quieren que ellos y las generaciones venideras, sigan “siendo dominicanos en tierra dominicana”, a realizar un esfuerzo de unidad nacional, de carácter patriótico, sin precedentes, que se sobreponga a los intereses subalternos o degradados de los partidos y sus facciones, de las corrientes ideológicas obtusas, de las distinciones de clase social, y sobre todo, de la trama de negocios extractivos, rentistas o encanallados, que campean en diferentes áreas de la economía por medio de sistemas, estructuras y cultura de corrupción.

Sabemos de sobra que este esfuerzo de unidad nacional que venimos reclamando, no es fácil de alcanzar, menos en un ambiente de política electoral, que por su índole tiene mucho de divisivo y banal, de penosa y costosa “cháchara” o “zafra electoral”, todo para afianzar el poder de los Grandes Electores en las Sombras. Pero también sabemos qué hay un número creciente de dominicanos y dominicanas, fuera y dentro de los partidos, que están cada vez más preocupados, conscientes y dispuestos a asumir responsabilidades con valor y arrojo.

Son aquellos que ven toldos los días avanzar la ocupación haitiana del territorio nacional, y la consiguiente pérdida de cohesión social y territorial.

Son también los que perciben que la violencia creciente-que se trata de enmascarar de diferentes maneras-, debe mucho a los impactos desestabilizadores de esos flujos humanos en avalancha, que provienen desde Haití y que lesionan los derechos de millones de conciudadanos humildes o marginados, tanto como a la expansión del narcotráfico y el crimen organizado, nacional e internacional, con su cultura de disolución de valores.

Estos poderes criminales ya se sienten con fuerza de amenazar a las más altas autoridades del ministerio público, justo precisamente cuando se han emprendido los encauzamiento de los responsables de latrocinios del erario nacional a escala nunca vista.

Son también aquellos dominicanos y dominicanas que ven con alarma la descomposición del Estado y sus instituciones, su disfuncionalidad en tantas áreas críticas, y sobre todo, su debilidad, dependencia y vulnerabilidad, causada por un sistema político, partidario y electoral maleado y maleante, que poco respeta o cumple su propia Constitución y sus leyes, ni demuestra tener un compromiso firme, intransigente, monolítico, con la defensa de la soberanía, autodeterminación e integridad territorial y demográfica de la República.

La muestra más elocuente es la resistencia solapada de los actores del poder político, económico y social, a cumplir con numerosos mandatos constitucionales. Por ejemplo: A trece años de haber votado la Constitución del 26 de Enero del 2010, todavía no se aprueban las leyes necesarias para ampliar los espacios de participación de los ciudadanos y los grupos intermedios de la sociedad, como el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular legislativa y municipal y el derecho de petición.

Lo mismo puede decirse de los proyectos de leyes para actualizar los códigos de la República: el único que se ha aprobado, en los últimos 25 años, es el Código Procesal Penal, ha resultado ser por su hipergarantismo, un instrumento que favorece menos a la ciudadanía en general que a la criminalidad común y organizada. Igual puede afirmarse de leyes o iniciativas estratégicas como la Ley General de Aguas o el Diálogo Nacional para una Minería Responsable y Sostenible, al tiempo que se han suscritos acuerdos antinacionales, que afectan la integridad territorial de República Dominicana en sus espacios marítimos-como el reciente acuerdo con el Reino de los Países Bajos-, o el Acuerdo de Precheking suscrito durante el gobierno anterior, que procura convertirnos en país de Refugio y Asilo, bajo tutela de Organismos Internacionales y los EEUU.

Son muchos los dominicanos y dominicanas, que están rebeldes, alarmados, por los ataques sistemáticos a las estructuras cognitivas del estado y a los factores de cohesión social, por la promoción de la cultura de la muerte con el aborto, las drogas y la disolución de la familia tradicional, así como los modelos de lucro fácil y de consumo suntuoso y afrentoso, el desdén por el trabajo, la producción y la innovación, que se realizan con apoyo de poderes foráneos y organismos internacionales, que obviamente procuran cambiar nuestros valores de identidad de nación con base humanista y cristiana, para facilitar sus planes de disolución social y nacional en el contexto de la Isla de Santo Domingo.

Si todos los que están hoy preocupados, que son muchos, dan un paso adelante, para ocuparse con arrojo y determinación, en demostrar que la nación dominicana y sus intereses permanentes esta por encima de los partidos y sus afanes, así como de los poderosos intereses corporativos de los que se sienten “dueños de una finca con pasaportes” que se llama República Dominicana-en la que no se crean riquezas verdaderas, y en cambio, concentran rentas al través de prácticas extractivas abusivas o expoliatorias-, se disponen todos unidos a producir verdaderos cambios en las relaciones de poder, para demostrar que somos una nación con bases republicanas, con un proyecto nacional que integre con justicia y equidad, hacia adentro, a todos hijos de está tierra, habremos cumplido con nuestro supremo deber: “trabajando por y para la Patria que como dijera Duarte, es lo mismo que trabajar para nuestro hijos y nosotros mismo”

En el Manifiesto de la Marcha Patriótica del 6 de Agosto, encabezada por el Instituto Duartiano, se proclamó aquí mismo una hermosa consigna, que hoy hacemos nuestra, “Solo un Pueblo Unido, con la Gracia de Dios, Salvará la Patria”
Viva la República Dominicana, Vivan los Padres de la Patria. Dios, Patria y Libertad.”