Este 8 de marzo, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) saluda a la mujer dominicana, reafirmando nuestro compromiso con la igualdad entre hombres y mujeres, tarea pendiente de concretar en nuestra sociedad.
Nuestro partido históricamente ha marcado la diferencia, apoyando con acciones, valorando el liderazgo femenino y garantizando espacios de poder político a las mujeres, como nos enseñó el doctor José Francisco Peña Gómez.
Hoy los estatutos del PRD contienen la paridad a lo interno de nuestras estructuras partidarias, y hemos sido la organización política que más ha apostado al desarrollo de políticas públicas para visibilizar y fortalecer el liderazgo femenino en el país.
Hoy, en la tercera década del siglo XXI, el PRD sigue siendo el partido que ofrece mayor oportunidad a la mujer para ingresar a la política. De hecho, nuestra Secretaría Nacional de la Mujer, FEDOMUSDE, es el instrumento que ofrecemos para participar y garantizar el poder femenino desde el ejercicio político.
En el PRD estamos convencidos de que más mujeres en la actividad política garantiza transformación, abriendo las ventanas para más participación y mejor representatividad, porque feminizar la política es apostar a más democracia.
En este 8 de marzo las mujeres dominicanas siguen en la primera línea de acción enfrentando la crisis del COVID-19, a la vez que asumen el liderazgo como cuidadoras de la salud, emprendedoras, innovadoras, también como organizadoras desde sus hogares, en la comunidad y el mundo empresarial.
Con su resiliencia demostrada nos han ayudado a asumir este nuevo mundo post COVID, han vuelto a demostrarnos que el liderazgo, local y nacional, lo ejercen de manera eficaz y ejemplar.
Hoy las mujeres dominicanas se enfrentan a una nueva pandemia: al alto costo de la vida, y nuevamente solas, con un gobierno incapaz de ofrecer soluciones a la situación que vivimos, salen a las calles a procurar por sí mismas sobrevivir para llevar aliento a sus hogares.
Pero, encuentran más caro el arroz, los huevos, el pan, la carne de pollo, el gas licuado de petróleo y, para colmo, los apagones vuelven a afectar sus pequeños negocios. Además, siguen siendo las peores asalariadas, y aunque son más en las universidades, son menos en el mundo laboral formal.
Sin embargo, ante este triste panorama insisten en pedir más participación, esto porque su espíritu de guerreras no les permite claudicar en su firme propósito de ser parte esencial del desarrollo y bienestar de nuestro país.
Hoy 8 de marzo, reafirmamos nuestro compromiso innegociable de continuar la lucha en pro de materializar el poder de las mujeres, promoviendo la confianza en sí mismas, enarbolando sus fortalezas para que juntos podamos construir un proyecto de nación donde la paridad y la justicia social sean la meta para lograr una convivencia libre de violencia y, sobre todo, con igualdad de oportunidades.