El candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, Luis Abinader, advirtió que el retiro de las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas establecidas en Haití desde el año 2004, podría agudizar la situación de inestabilidad política que vive el vecino país, y propuso un gran acuerdo de reconciliación nacional, con el apoyo de la comunidad internacional y la participación activa de las fuerzas vivas de esa nación.
Tras señalar que la situación haitiana debe ser asumida como un problema de toda la región y de los actores internacionales que han incidido en ese país, el principal líder opositor dominicano aboga por un esfuerzo compartido para buscar una solución a la crisis de institucionalidad que afecta al estado caribeño.
De acuerdo al economista y dirigente político, el retiro de las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas, previsto para este martes 15 de octubre, se lleva acabo justo cuando Haití atraviesa uno de los momentos políticos y sociales más difíciles de los últimos tiempos y cuando crece la migración haitiana hacia diversos países de la región, principalmente hacia la República Dominicana.
Abinader dijo que comparte la reciente iniciativa del Gobierno Dominicano de convocar a una sesión especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para abordar la problemática haitiana y proponer a la comunidad internacional a promover un diálogo nacional dirigido a formar un nuevo gobierno y a suministrar con urgencia la asistencia humanitaria necesaria para paliar la dramática escasez de alimentos y combustible en ese país.
“En este momento de aguda crisis en Haití, hacemos nuestro el llamado formulado por el gobierno dominicano y urgimos a la comunidad internacional y a los principales actores haitianos a poner fin a la violencia y a colaborar en remediar la grave crisis que le aqueja”, expresa una declaración del recién proclamado candidato presidencial del PRM.
Sostiene Abinader que el creciente flujo migratorio haitiano está creando fuertes presiones sobre los servicios públicos dominicanos, especialmente en los temas de salud y seguridad, y generando conflictos sociales y legales que parecen desbordar la capacidad de respuesta de las instituciones y autoridades del país.
Indica que actualmente las fuerzas armadas de la República Dominicana mantienen en la frontera a miles de soldados en ejercicio activo, con un alto costo operativo para el país, en adición al presupuesto de salud que debe ser utilizado para atender a miles de parturientas haitianas, la mayoría indocumentadas, muchas de ellas con cuadros complejos de salud.
“Cuando Haití ha enfrentado diversas calamidades, los dominicanos invariablemente hemos sido solidarios con ese hermano pueblo, y siempre estaremos dispuestos a colaborar, pero no se nos puede pedir que el Estado y el pueblo dominicano continúen cargando prácticamente solos con el costo de la situación haitiana”, apunta Abinader.
Abinader explica que la extrema escasez de combustible, alimentos, agua y otros elementos esenciales para la vida cotidiana, han exacerbado el conflicto político entre el Gobierno y la oposición, al punto que se teme la prolongación de un estado de ingobernabilidad de consecuencias imprevisibles para esa nación y para los países de la Región.
Al destacar las denuncias de corrupción que han acompañado las protestas de los últimos meses, que incluyen la malversación de más de dos mil millones de dólares de los fondos de Petrocaribe, Abinader afirma que la situación se ha agravado por la considerable depreciación de la moneda haitiana, ocurrida en el último año, que ha encarecido todos los productos básicos de la canasta haitiana.
Mientras tanto, según Abinader, al gobierno de Haití se le dificulta cada día cumplir con sus compromisos internacionales, lo cual ha contribuido a generar una peligrosa escasez de combustible que ha paralizado gran parte del país, así como una carencia de alimentos que afecta en particular a los sectores más pobres de ese país, donde más del 60% de la población sobrevive con menos de 2 dólares al día.
Apunta que a todo esto se agrega, la congelación de los fondos prometidos por el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea hasta que se forme un nuevo gobierno y se apruebe el nuevo presupuesto.