¿Cómo te va a afectar la reforma?

¿Cómo te va a afectar la reforma?

Por: Juan Ariel Jiménez

Luego de tanto misterio, el gobierno finalmente presentó la tan esperada y temida reforma fiscal, que en pocas palabras, se traduce en un aumento de impuestos que recae mayormente sobre la familia dominicana, especialmente sobre la clase media. los
funcionarios y comunicadores cercanos al gobierno intentarán convencerte de que este
sacrificio es necesario, que con estos recursos se construirá la República Dominicana de
tus sueños. Otros, con una visión dramática, proclamarán que estamos al borde del abismo
y que el país va camino al apocalipsis. Este es el juego democrático: diferentes voces,
distintas perspectivas.
Sin embargo, más allá de esos discursos, quiero invitarte a hacer un ejercicio simple pero crucial: veamos juntos cuánto le costará realmente esta reforma a tu bolsillo y qué otras
alternativas existen para evitar este golpe.
El verdadero impacto en tu bolsillo
En primer lugar, la familia dominicana promedio gastará alrededor de 21,861 pesos más en sus compras de supermercado el próximo año. Esto se debe a que productos básicos como la carne de cerdo, la carne de res, el café y muchos víveres pagarán un 18% de ITBIS, mientras que las bebidas azucaradas, como el jugo de naranja y la malta, ahora tendrán un mayor impuesto selectivo. Sumado a esto, también aumentarán los impuestos sobre las bebidas alcohólicas.
En segundo lugar, miles de familias que hoy en día no pagan el Impuesto a la Propiedad
Inmobiliaria (IPI) tendrán que empezar a hacerlo, desembolsando hasta 48,353 pesos
al año. Adicionalmente, por cada vehículo en el hogar se pagará entre 1,500 y 3,000 pesos
adicionales de costo de marbete, por lo que un hogar con dos vehículos le tocará pagar
hasta 6,000 pesos anuales más de impuestos.
Por otro lado, si un hogar utiliza servicios digitales o compras por internet, le tocará
pagar impuestos de aproximadamente 3,191 pesos el próximo año.
¿Qué significa esto para la clase media?
Esta reforma representa un durísimo golpe al bolsillo dominicano. Una familia dominicana
de clase media verá un aumento en sus gastos de entre 54,844 y 103,865 pesos el
próximo año solo por concepto de aumento de impuestos. Visto de forma mensual, esta
reforma fiscal le costará mensualmente entre 4,570 y 8,655 pesos a la clase media
dominicana. Si consideramos que una familia de clase media gana alrededor de 56,000
pesos al mes, estamos hablando de una reducción de hasta 15% en su poder adquisitivo.
En términos sencillos, el gobierno está pidiéndote que entregues 1 de cada 7 pesos que tanto esfuerzo te cuesta ganar, solo para cubrir los nuevos impuestos de esta reforma.
Y claro, el gobierno sabe que este golpe al bolsillo de la clase media no será bien recibido,
por eso intenta justificar la reforma diciendo que es la única manera de equilibrar las
cuentas. Pero, ¿es eso realmente cierto?
El porqué y el paraqué de la reforma
De forma sorpresiva, la reforma anunciada por el gobierno no busca reducir los niveles de
deuda pública, ni cambiar el modelo económico en línea con lo dispuesto en la Estrategia Nacional de Desarrollo.
No, la mayor parte de esta reforma está destinada a aumentar el gasto del gobierno. En
pocas palabras, es quitarle dinero a las familias para que el gobierno pueda gastar más.
Y ya sabemos lo poco eficiente que ha sido el gobierno, donde 4 años después todavía el
Sistema 9-1-1 no funciona, y de vez en cuando hasta los semáforos dejan de funcionar.
Pero si se quisiera darle un nuevo voto de confianza al gobierno y permitirle que gasten más, esta vez esperando mejores resultados, ¿solo puede ser financiado con mayores
impuestos?
Reducir el gasto público improductivo o reducir la evasión: dos soluciones posibles
Aquí es donde quiero ser claro: esta reforma no es la única salida. Existe una alternativa
viable que debería estar en el centro del debate, y es la reducción del gasto público
innecesario.
A modo de ejemplo, solo con reducir el gasto en la nómina pública no esencial
(excluyendo educación, salud y policía) a los niveles de 2019, se podría evitar el
incremento del ITBIS. Como segunda alternativa, si se lograra reducir las pérdidas del sector eléctrico hasta llevarlas a los niveles de 2019, para así reducir el subsidio eléctrico,
tampoco habría necesidad de tocar el ITBIS.
Por otro lado, si el gobierno decidiera reducir poco más de la mitad el gasto en publicidad, podríamos evitar el aumento en los pagos del impuesto a la vivienda.
Adicionalmente, solo eliminar los “eventos y fiestas gubernamentales” permitiría ahorrar lo
suficiente para cubrir el aumento del marbete sin que la familia dominicana tenga que pagar
un centavo más.
En pocas palabras, si el gobierno decidiera reducir el gasto corriente improductivo, se
podría generar un ahorro de más de 205 mil millones de pesos, evitando por completo
la reforma fiscal recientemente anunciada, y hasta le sobra dinero. Pero, en lugar de
tomar estas medidas sensatas, han optado por la opción más fácil: cargar el costo sobre los
hombros de la clase media.
Otra solución práctica es combatir la evasión fiscal. Reducir la evasión del impuesto sobre
la renta de las empresas al promedio latinoamericano permitiría al gobierno recaudar casi la mitad de lo que espera con esta reforma. Y si, además, se redujera la evasión del ITBIS al mismo nivel, prácticamente no se necesitaría una reforma fiscal.
Conclusión: cambiemos el debate
En conclusión, la discusión de la reforma debió iniciar con los objetivos que busca la misma,
pues no es cierto lo que se ha querido decir que esta reforma era inevitable, al menos no
una reforma como ésta que lo que busca es permitir al gobierno aumentar el gasto público.
En lugar de discutir una reforma que le costará al dominicano promedio casi el 20% de sus
ingresos, sería mucho mejor discutir mecanismos efectivos de reducción del gasto público improductivo y de reducción de la evasión.
Al final del día, la pregunta no es solo cuánto más puede soportar la clase media, sino
cuánto tiempo más estamos dispuestos a aceptar que el gobierno siga mirando hacia otro lado cuando se trata de sus propios gastos.