En la última década, la República Dominicana ha mostrado resultados favorables en el acceso a alimentos y productos de primera necesidad. Este progreso se ha reflejado en la reducción de la pobreza monetaria, impulsada por políticas sociales e incentivos estratégicos en el sector agrícola.
El sector de provisión de productos primarios y los mayores consumidores de la canasta básica han mostrado sinergias importantes en las últimas décadas. Aunque se ha reducido la pobreza monetaria, lo que significa que más familias de escasos recursos ahora cuentan con facilidades económicas para satisfacer sus necesidades básicas, los precios de los productos de la canasta básica han incrementado.
Sin embargo, estos aumentos de precios han sido acompañados por incrementos paulatinos en el poder adquisitivo, lo que ha permitido a las familias adaptarse a estos cambios sin comprometer significativamente su bienestar.
Esto es positivo porque las familias dominicanas destinan una parte considerable de su presupuesto a adquirir alimentos y bebidas.
Según los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares (ENGIH) 2018, en la estructura del gasto de consumo para todo el país, la mayor participación se concentra en los alimentos y bebidas no alcohólicas (21.1%); siguiendo por importancia el transporte (14.8%); alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles (12.0%).
No obstante, durante períodos de inflación o crisis económica, las familias de bajos ingresos enfrentan mayores dificultades para cubrir sus necesidades básicas, como se destaca en el documento “Estimación de la Canasta Básica y las Líneas de Pobreza” de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Evidencia de ello, es el proceso vivido durante la pandemia del Covid-19. La pandemia tuvo un impacto significativo en los precios de los productos básicos a nivel internacional. De acuerdo con el Banco Mundial, la disrupción de las cadenas de suministro y las restricciones de movilidad global provocaron un aumento en los costos de alimentos y otros bienes esenciales.
Durante este período, los precios de productos como el trigo, el arroz y los aceites vegetales se incrementaron notablemente, exacerbando la vulnerabilidad de las familias con menores ingresos, quienes destinan una mayor proporción de sus recursos a la adquisición de estos bienes.
Recientemente, comerciantes detallistas de diferentes partes del país han denunciado un aumento significativo en el precio del arroz selecto y premium desde septiembre de 2023, al pasar de 2,200 pesos por saco de 100 libras a 3,500 pesos en la actualidad, lo que representa una variación cercana al 60 %.
Entrando en un proceso coyuntural de reforma fiscal, estos procesos dispararán los precios y expondrán aún más a estas familias.
Composición de la Canasta Básica Alimentaria
La Canasta Básica Alimentaria (CBA) en República Dominicana incluye una variedad de productos esenciales que aseguran una alimentación adecuada y balanceada. Según el documento “Estimación de la Canasta Básica y las Líneas de Pobreza”, de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), los componentes principales de la CBA son:
● Cereales y derivados: Arroz, pan, pastas y otros productos a base de harina.
● Carnes y proteínas: Pollo, res, pescado, huevos y legumbres como habichuelas y guandules.
● Lácteos: Leche, queso y yogur.
● Frutas y vegetales: Plátanos, tomates, cebollas, ajíes, zanahorias, lechuga, entre otros.
● Aceites y grasas: Aceite vegetal, manteca y margarina.
● Azúcar y dulces: Azúcar, miel, chocolate y otros dulces.
● Bebidas: Jugo de naranja envasado, jugos naturales líquidos, jugo de frutas en polvo, y refrescos.
Garantizar la alimentación adecuada
Es importante que, en la coyuntura de la reforma fiscal, se salvaguarden las familias de menores ingresos, asegurándose de que los hogares del quintil uno y dos (los grupos más pobres de la población) no se vean afectados por las medidas que implemente el gobierno.
Esta mirada a la realidad económica de las familias dominicanas resalta la necesidad de elaborar políticas públicas eficientes para garantizar una alimentación accesible para todos.
En ese sentido, los cambios en los precios de la canasta básica de los principales productos que la componen tienen un impacto significativo en las familias más vulnerables, afectando su salud, calidad de vida y seguridad alimentaria.
Por tanto, es crucial que cualquier cambio en la carga tributaria mantenga la estabilidad de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, asegurando el acceso a una alimentación adecuada y promoviendo así un desarrollo sostenible y equitativo en el país.