Por: Jaime M. Senior Fernández
Cuando leemos un título como el de este artículo, inmediatamente pensamos si nos referimos a República Dominicana, que ya cuenta con un liderazgo político femenino experimentado, profundo y que se encuentra en condiciones de asumir la presidencia de nuestro país. Estoy seguro de que durante mi vida, habrá al menos una mujer presidente aquí. Pero antes de hablar de República Dominicana, veamos el fenómeno de Claudia Sheinbaum en México.
Los Estados Unidos Mexicanos es un país interesante respecto al resto de América Latina. La tradición y disposición constitucional que establece que el presidente de turno tendrá un solo mandato de seis años (el sexenio) ha sido respetado por muchos años. Esto ha llevado al surgimiento relevos constantes en la administración presidencial, primero dentro del gobernante PRI, pero ya a partir del año 2000, con distintos partidos políticos.
El actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene una larga trayectoria de activismo político, habiendo perdido las elecciones del 2006 por un margen muy estrecho. Ya para el 2018, habiendo fundado un partido político denominado Morena, logró una contundente victoria electoral y ha fungido como presidente de ese país desde ese año.
En la actualidad, el Morena como partido domina el escenario político en México. Controla 23 de las 32 gobernaciones de estados mejicanos como estado federal (las gobernaciones tienen mucha importancia), además de una mayoría en el Congreso (más no una supermayoría de dos tercios). Claudia Scheinbaum se ha alzado con la candidatura presidencial del Morena para las elecciones de este año, previstas para el domingo 2 de junio. Una mujer de ascendencia y fe judía, que cuenta con un Doctorado en Ingeniería Medioambiental de la UC Berkley y además un impresionante período como alcalde de Ciudad de México.
Otro elemento interesante es que la contendiente que está en segundo lugar en las encuestas es otra mujer, Xóchitl Gálvez.
A pesar de que Scheinbaum se prevé que se pueda alzar con la presidencia del país, tendrá que enfrentar serios retos. En primer lugar, se tendrá que distinguir de su predecesor y mentor político, AMLO, quien sigue siendo la figura más importante dentro del partido, y el corazón vivo de haber formado al Morena y haber llevado a esa organización incipiente a un punto de dominio en la política local.
Igualmente, tendrá retos muy serios asociados con la relación con su gran vecino del norte, Estados Unidos, país con el cual mantiene estrechos vínculos económicos de importancia. No es menos importante la problemática de la seguridad ciudadana -narcotráfico, pandillas, crimen organizado y el imperio de la ley- que asedian a ese país.
Para República Dominicana es interesante ver cómo el panorama en México se pudiera decir que tiene ciertos elementos parecidos al nuestro de cara al 2028: un partido que domina el escenario político y que puede contar con una mujer como candidata a la presidencia, y partidos en la oposición con trascendentes figuras femeninas. Nos podemos guiar del ejemplo mejicano de romper este techo de cristal.