Panamá celebra elecciones generales por séptima vez desde la intervención americana

Panamá celebra elecciones generales por séptima vez desde la intervención americana

Por: Jatzel Román

Panamá va a elecciones generales por séptima ocasión desde la intervención americana que removió al régimen militar en 1989. En ese trayecto de tiempo, jamás un partido oficialista ha repetido de manera consecutiva en el poder y hoy no parece que será la excepción a lo que ya es una regla política allá.

3 millones de electores son convocados a elegir presidente por mayoría simple, 71 diputados (21 en circunscripciones uninominales y 45 de forma proporcional) así como 81 alcaldes. Junto con República Dominicana, es el país sin voto obligatorio en la región que promedia mayor participación electoral, alrededor de 70% en estas tres décadas.

Hay 7 candidatos, 5 que son postulados por 8 partidos políticos y dos por la libre postulación reglamentada en Panamá. Un tercer candidato independiente declinó a último momento para endosar otro aspirante.

Desde 2019, gobierna el Partido Revolucionario Democrático (PRD) con Laurentino “Nito” Cortizo y el vicepresidente Gabriel Carrizo que ahora se postula. Son los herederos políticos del régimen militar, que incluye al todavía bastante popular Omar Torrijos, pero también al condenado y varias veces extraditado Manuel Noriega.

Como a muchos gobiernos de estos años, la pandemia les dio duro pero en adición a eso ha encontrado varios problemas de política fiscal y económica sin muchas acciones que puedan contrarrestarlos. Ejemplo, la deuda pública en este trayecto pasó de 39% del PIB a 53%, mayormente dedicada a gastos corrientes.

Todo ello mientras el Canal, una de sus mayores fuentes de ingreso, sufre una crisis hídrica por los niveles del agua. Resolver esto costará miles de millones de dólares en inversión de infraestructura. Pero aún necesitando recursos, grandes protestas obligaron a cerrar un proyecto que impactaba en 30,000 empleos y 5% del PIB.

Entonces, ese cóctel terrible de malos resultados económicos y pérdida de credibilidad nacionalista tienen al PRD rezagado al quinto lugar en las encuestas.

Es difícil desde fuera comprender el tema panameño cuando sólo se ven números aislados pues pareciera que les está yendo muy bien. La diferencia está en que durante el gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014), buena parte de ese crecimiento fue a obras públicas que impactaron a muchísima gente. Dejaron una situación compleja en lo fiscal, pero muchos añoran un retorno y por eso aunque está asilado en pa Embajada de Nicaragua por blanqueo de capitales, su candidato escogido, el ex Ministro José Raúl Mulino cerró la campaña marcando primer lugar.

Realizando Metas (RM) no hace grandes propuestas ni acudieron a mayores debates, pero se amparan en la añoranza al gasto de aquella época, esperando esto les de la presidencia.

Hace 5 años, el delfín de Martinelli era su ex canciller Rómulo Roux por el partido Cambio Democrático que el fundó. Entonces, quedó solo dos puntos debajo del ganador, 33% a 31%, brecha que hoy espera cerrar pero con un panorama muy distinto.

Ha hecho alianza con el Partido Panameñista, tradicional heredero del nacionalismo civilista y enemigo histórico del PRD. Ambos CD y PPA habían sido aliados y colaboradores de Martinelli, pero ambos terminaron peleados con el magnate.

Una de las mayores noticias en 2019 fue el entonces candidato independiente, abogado Ricardo Lombana que tuvo un enorme 18%. Ahora tiene su partido Movimiento Otro Camino (MOCA) y apela fuertemente al voto desilusionado con el sistema. Al ser el que menos experiencia gubernamental tiene, es quien más puede hablarle a quienes en las encuestas dicen querer “cambio radical”. Expresa admiración por Nayib Bukele de El Salvador en lo político y por República Dominicana en lo económico.

El hijo pródigo de su casa se fue, ese es el caso del ex presidente Martín Torrijos (2004-2009) quien ahora se postula por el demócrata cristiano Partido Popular. Intenta ser una figura centrista que apele a diversos segmentos, llevándose buena parte de su viejo PRD, pero también intentando atraer votantes que no quieren mayor conflicto. Argumenta que los fondos que tuvo disponible Martinelli para sus grandes proyectos fueron gracias a que él puso la casa en orden.

No hay segunda vuelta, por lo que seguramente quien gane lo hará con entre 60 y 70% del electorado que no lo votó. Pero sea quien sea, necesitará un amplio consenso para la agenda posterior de saneamiento fiscal y urgente inversión.