Por: Julio Alberto Martínez Ruiz
Si hacemos un análisis en las redes sociales, exclusivamente sobre los efectos emocionales del debate vicepresidencial de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), reduciremos su verdadero impacto, como en efecto ha sido a través de las encuestas digitales, al limitarse a escoger el ganador o el perdedor en función de la tiranía los “likes” o “me gusta”, lo que el filósofo Byung-Chul Han denomina: “el amén digital”.
Pero si enfocamos además nuestra atención en los ejes del debate: migración, economía, seguridad ciudadana, educación, justicia y transparencia, salud, medio ambiente y recursos naturales, violencia de género, infraestructura, transporte y la producción nacional; la capacidad argumentativa de las candidatas, y la conexión emocional, la lectura será más amplia.
Las tres reafirmaron lo que venimos palpando; la sociedad dominicana está preparada para que una mujer alcance la presidencia de la República; exhibieron distintos estilos que ninguno excluye sus condiciones técnicas, humanas, políticas y gerenciales.
La vicepresidenta y candidata a repetir en esa posición, Raquel Peña, fue la novedad con su escogencia en la boleta del cambio en el año 2020; aunque era desconocida en el mercado electoral, le agregó el perfil técnico que necesitaba el proyecto político del entonces candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader.
Cuatro años después presenta con evidencias, ecuanimidad y sosiego, apelando más al cerebro que al corazón, los logros de su gestión.
Ingrid Mendoza, con un estilo más sensible y descriptivo, apelando más al corazón que al cerebro, no redujo los problemas de la gente a estadísticas, sino a su realidad cotidiana.
A la realidad radical, en la que la autoconciencia del sujeto expresado en su “Yo” se limita en el contorno de su actividad cotidiana. Como bien describió el filósofo español Ortega y Gasset: “Yo soy yo -mi autoconciencia, mi mundo interior, mis pensamientos, mis deseos y mis ideas- y mis circunstancias -el mundo exterior, lo que me rodea- y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.
Por otro lado, la candidata vicepresencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Zoraima Cuello, encarnó la conjugación perfecta; magistralmente combinó el lado izquierdo y derecho del hemisferio cerebral, el arte y la sustancia, la forma y el fondo; logrando expresar sus argumentos con amplio bagaje técnico; energía, claridad, precisión, autoridad personal, confianza y esa aura extraordinaria que según Weber, los seguidores le atribuyen a un líder: “carisma”.
Recuerdo que al momento de su elección, a más de siete mil kilómetros de distancia, percibía un pesimismo generalizado en la opinión pública por su baja tasa de conocimiento en el electorado, se entendía o así lo expresaban la mayoría de los analistas políticos, que en razón del posicionamiento del partido morado y su candidato en las encuestas, debían apostar por una candidatura más popular.
La referencia más palpable de la candidata Cuello fue su participación en la articulación de uno de los programas mejor valorados del Gobierno del presidente Medina: El sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad; pero, en el día de ayer, la efervescencia provocada en cada una de sus exposiciones confirmó la razón de su escogencia.