Por: Rafael Paz
Es preciso escuchar el mensaje que ha enviado la sociedad dominicana con los resultados municipales.
Como fuerza política, estamos obligados a hacer ajustes importantes tanto en la estrategia, el mensaje, los actores, las tácticas electorales, pero sobre todo en las actitudes. Los nuevos tiempos requieren recetas políticas distintas. La fiebre no está en la sabana.
Mas allá de causas externas, debemos aprovechar los resultados para ser autocríticos y mejorar. Hubo decisiones y candidaturas nuestras que afectaron nuestro desempeño en territorios sensibles y de alta importancia electoral. De igual forma afectaron nuestra imagen como partido frente a la sociedad.
Si algo ha quedado claro es que la sociedad demanda una nueva forma de hacer política y que los partidos den un impulso determinante a la juventud.
Los ciudadanos esperan que las campañas se sustenten en propuestas, alineadas con las causas y necesidades de los sectores y comunidades. Una política positiva y constructiva que apalanque los temas país por encima de las diatribas partidarias.
En el marco del bloque opositor, a la luz de los resultados, debemos evaluar cuál es el alcance ideal de la alianza y si el enfoque de parcialidad ha si efectivo. Uno de los aspectos más trascendentes será reflexionar si es necesario y conveniente consolidar las fuerzas en una modalidad más compacta y en todos los niveles.
El PRM debe comprender que el respaldo que recibió de la población en las municipales, demanda que actúe con gran responsabilidad y consciencia. El oficialismo debe actuar con prudencia y moderación, evitando cometer excesos embriagado de un poder que no es de ellos, sino que pertenece al pueblo. La historia demuestra que a quienes se les van los humos a la cabeza, luego lo pagan caro. Deben recordar que así como el pueblo da, asimismo quita.
Por nuestra parte estaremos al pie del cañón. Al lado del pueblo para exigirles respeto a las normas democráticas y las leyes. Desde la Cámara de Diputados seremos una garantía para el equilibrio democrático y contrapeso político, sin importar quien encabece el ejecutivo.
Somos parte de una generación consciente que apuesta a una democracia balanceada, con buenos mecanismos de fiscalización, rendición de cuentas y regímenes de consecuencias que evite la impunidad para los que traicionen la confianza pública.
A eso iremos al Congreso Nacional, a ser una voz firme, decidida y responsable que truene en contra de los excesos de quienes detenten el poder, sin importar de quien se trate. También seremos una voz de esperanza para apalancar los cambios y reformas para que nuestra gente viva mejor y progrese.
