La semana anterior, decidí abordar sobre el potencial que tiene la calle “La 42” del sector Capotillo, para convertirse en un destino de interés turístico novedoso y transformador, que brinde oportunidades de desarrollo a la comunidad y a sus habitantes, dentro de ellos, el segmento de la juventud, la cual se ha encargado espontáneamente de visibilizar el fenómeno musical y de entretenimiento que allí acontece, que es el reflejo de un importante sector de la sociedad actual.
Tal planteamiento lo hice siendo fiel con lo que considero un modelo de desarrollo eficaz y sostenible, cuando se potencializa o se aprovechan los recursos y los fenómenos sociales que surgen de manera fortuita, sin estímulo o intervención exterior, como sucede en “La 42”.
Desde entonces son muchos los puntos de vistas encontrados, que asumo como parte de un debate enriquecedor del que pueden surgir buenas ideas.
En el marco de esta coyuntura sobresalen quienes estigmatizan el escenario de “La 42”, quizás sin tomar en cuenta que, los protagonistas de este nuevo fenómeno sociocultural son jóvenes que vienen de la marginalidad extrema, siendo el reflejo de la exclusión social provocada por un modelo económico que no les ha generado oportunidades y a pesar de esto han logrado trascender por sí mismos, abriéndose paso hasta colisionar con lo que culturalmente estaba establecido en nuestra sociedad.
En estos casos, es más beneficioso aportar más y denostar menos, orientando la conversación a la búsqueda de oportunidades y soluciones tendentes a la mejoría de la calidad de vida de los miembros de estas comunidades, incluyendo las familias que habitan allí desde hace años, al igual que los jóvenes que la frecuentan como parte de la dinámica cultural que se desarrolla.
Por tal motivo, es preciso reiterar la coyuntura que existe en la 42 para llevar a cabo un modelo de transformación comunitaria, integral y sostenible, que ya ha sido probado exitosamente en otros países de la región, y que sirva de ejemplo para otras comunidades similares en el país. Ya que, seamos fanáticos o no del género urbano, es indudable que este movimiento está conformado por jóvenes con deseos de progresar y de proyectarse internacionalmente.
Enfatizo que, mi invitación no es más que la de aprovechar el potencial de dicha comunidad, para mejorar sus condiciones, logrando así un producto exportable de mejor calidad, que tenga como protagonistas a los jóvenes que promueven esta cultura popular, a pesar de la falta de garantías y oportunidades de desarrollo que han caracterizado históricamente al sector de Capotillo.
Por Lisandro Macarrulla