Por: Stephanie Guerrero
Santo Domingo.- Con el diluvio que nos azotó el pasado viernes 4 de noviembre en la capital, queda demostrado que el país no está preparado para una catástrofe peor, se evidencia que los organismos pertinentes no están llevando a cabo la ardua labor de mantener una ciudad limpia y segura para todos.
Además, dónde dejamos los residuos de plástico lanzados en las calles sin la más mínima prudencia, plásticos que dañan y tapan los desagües y alcantarillados de toda la ciudad y el país en general; cada vez que llueve, por la gran cantidad de basura que es arrojada a las calles por personas inconscientes y con poca educación, todo colapsa, y luego quieren echar toda la culpa a los gobiernos.
Se necesita un plan de emergencia para prevenir otra posible catástrofe como la acontecida anteriormente, el gobierno debe tener la disposición de resolver el drenaje pluvial y buscar soluciones a este problema que nos afecta hace tantos años, no sólo del Distrito Nacional, sino de todo el país.
La República Dominicana figura en un porcentaje muy bajo entre los países más vulnerables a la hora de enfrentar catástrofes por fenómenos atmosféricos, según el “Plan Nacional de Adaptación para el cambio Climático en la República Dominicana 2015-2030” (PNACC RD), los cuales son: terremotos, ciclones, sismos, inundaciones y otros eventos naturales asociados al cambio climático.
La prevención es clave para afrontar los fenómenos atmosféricos, algunos de los cuales suceden cuando menos lo esperamos; Un abordaje equivocado puede costar vidas, es ahí la importancia de estar bien informados, preparados y “sobre todo” de tener un plan de acción institucional, personal y familiar a la hora de enfrentar estos fenómenos.
Las edificaciones de los supuestos lugares “exclusivos” de nuestro Distrito Nacional, quedaron bajo agua, llegando casi al tercer nivel, sectores como, Piantini, Naco y Arroyo Hondo, si es así en los lugares VIP, no nos podemos imaginar que sería de otros lugares más vulnerables de nuestro país.
No podemos seguir jugando a los niños caprichosos tirando los trapitos al sol de quién hizo más o quien hizo menos, y haciendo politiquería barata. Es hora de resolver, despierta República Dominicana.