Por Narciso Isa Conde| tomado del Hoy
Abinader trasladó a Miguel Ceara Hatton al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MMRN), y ascendió a Pavel Isa Contreras a Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPD).
Queda pendiente la destitución definitiva de Lisandro Macarrulla y la recomposición del Ministerio de la Presidencia y los gabinetes sectoriales tutelados por el ex presidente del CONEP; asociado al Grupo Vicini, algo muy delicado para el presidente de un gobierno empresarial altamente privatizado.
Pero estos nombramientos tienen sus particularidades. El MMRN es actualmente un ministerio caliente, con desafíos inmediatos, dadas las mafias que lo controlan, las secuelas de un asesinato cuyos motivos van mucho más allá de lo publicado, la crisis ambiental y su vertiente de crisis agua, las APP en el sector y los delitos ambientales impunes.
Los desafíos son inmediatos, en tanto su situación es grave y el movimiento ambiental es una contrapartida fuerte, consistente y exigente.
El MEPD es algo estratégico. Es un ministerio de economía que no determina el curso de la economía nacional ni sus conexiones externas. No tiene poder de decisión en esa materia, el cual está en las férreas en manos del FMI-BM-EU, Ministerio de Hacienda, del Presidente – empresario y los 10 principales mega-millonarios del país y su CONEP.
Ahora aquí predomina un neoliberalismo duro, por lo que las convicciones y aportes de su nuevo titular no encajan en esa realidad de poder. Son más bien a futuro y para otras circunstancias.
Al frente de esas dos instituciones han sido designados dos economistas brillantes, alérgicos a la corrupción, la impunidad y al racismo anti-haitiano; más keynesianos que neoliberales, más productivistas-desarrollistas que monetaristas, proclives a una socialdemocracia que ya no existe y a reformar un capitalismo irreformable, más bien gansterizado y enfermo de gravedad.
De ambos no espero nada reñido con la moral en sus nuevas funciones; nada malo, más allá de ese error político. Conozco sus convicciones y trayectorias. Asumo con respeto nuestras divergencias políticas-ideológicas en la manera de pensar el país y el mundo.
A ellos, desde el cariño y amistad a Miguel y desde mi amor inconmovible por mi hijo Pavel, le reitero que estoy profundamente convencido que este régimen ha tomado una ruta funesta para el destino de esta nación, esta isla y ambos pueblo; frente a cual no procede la complacencia política, sino el combate a profundidad.