Por: José Antonio Rodríguez, Cantautor
Frente al espejo
Tenía mucho que no salía a disfrutar de la noche. He sido un amante empedernido de las sorpresas que toda noche trae. Sus bares y rincones no pertenecen a la ciudad, se entregan como diestras prostitutas a la oscuridad y el simbolismo de la noche. En uno de esos mágicos lugares me interné y ubicando la mesa mas discreta pedí mi acostumbrado ron y me abandoné a mi mas antiguo hobbie,…me dediqué a observar como todo un “brechero” profesional.
En aquel lugar se mostró tal cual es la nueva clase divertida. Hombres musculosos con camisas y t-shirts ceñidos al cuerpo, mujeres hermosas musculosas y vestidos diminutos que mostraban sus torneadas y esculturales piernas,..aquello, mas que un bar, era un museo donde las obras mas valiosas de Miguel Angel cobraban vida.
Y fué asi como entendí el porqué de tantos espejos en aquel lugar.
Envidié tanta perfección física y miraba mi imagen en el espejo solo para descubrir mi añoñada barriguita y mis músculos flácidos. Mis arrugas, mis “pata de gallina” que cada vez se hacen mas profundas y evidentes.
Mis párpados caídos y carentes de pestañas, mi calva a la espera de un injerto, mis lentes colgando a la espera de la cuenta borrosa y diminuta. Todos mis defectos salieron a relucir frente al espejo y al lado de tanta perfección. Fué en ese momento que tomé la firme decisión de hacer ejercicios.
Decidí ejercitarme rápido y mostrar mis avances en la mas breve brevedad. Por eso hoy, temprano en la mañana me levanté con el ánimo fortalecido. Convencido de elevarme a otra escala de aprobaciones.
Temprano en la mañana y con la noche anterior como estandarte me puse la ropa mas cómoda e inicié mi primera rutina…leí 374 páginas de la obra cumbre de David A. Yallop “En nombre de Dios”. Tal vez nadie pueda admirar los resultados de esta rutina de ejercicios en forma física pero les puedo asegurar que podrán tener una entretenida plática cuando una de estas noches regrese al bar y tome mi rincón… de espaldas al espejo. #JARD