Santo Domingo, RD. – La política, académica y vicepresidenta del PLD, Zoraima Cuello, alertó que el fraude ocurrido en el Seguro Nacional de Salud (SENASA) no puede entenderse únicamente como un caso administrativo o financiero, sino como un golpe directo a la vida y a la tranquilidad de millones de familias dominicanas.
Cuello recordó que SENASA no es una oficina más del Estado: es la institución que cuida la salud de 7,615,339 personas, lo que equivale al 71 % de todos los dominicanos, según el Censo 2022. Entre ellos se encuentran:
5,691,341 ciudadanos del régimen subsidiado, muchos de ellos en situación de vulnerabilidad.
1,814,821 trabajadores del régimen contributivo.
109,177 jubilados y pensionados que dependen de medicamentos y atenciones para vivir con dignidad.
“Cuando una institución que protege a siete de cada diez dominicanos se ve afectada por un esquema fraudulento, no hablamos de cifras: hablamos de personas, de vidas que pueden cambiar en un instante”, expresó Cuello.
“La salud no se corrige con dinero, y el tiempo perdido tampoco”
La dirigente política afirmó que ningún reembolso, investigación o sanción económica podrá devolverle a las familias las noches de angustia, los diagnósticos retrasados o las cirugías pospuestas.
“La salud no se corrige con dinero. El dolor de una madre que espera una autorización, el temor de un paciente oncológico que necesita su medicamento, o el cansancio de un adulto mayor que depende de un tratamiento, no se compensan con ninguna cifra”, señaló.
El impacto emocional y humano del fraude
Cuello manifestó que miles de dominicanos pudieron haber sufrido retrasos en procedimientos urgentes, interrupciones en tratamientos, medicamentos no despachados o atenciones pospuestas.
“Para quienes viven esto en carne propia, la espera no es un trámite: es miedo. Y el miedo desgasta la vida”, afirmó.
Los prestadores también sufrieron el golpe
La vicepresidenta del PLD subrayó que clínicas, médicos y centros especializados también vivieron meses —incluso años— de retrasos en pagos y distorsiones financieras que afectaron su capacidad de atender adecuadamente.
“Cuando se afecta la red de prestadores, se afecta la calidad de la atención que recibe la gente. La salud no funciona sin confianza: ni del paciente, ni del médico”, añadió.
Una falla en cadena que dejó a la ciudadanía desprotegida
Cuello enfatizó que SENASA no actúa solo; depende de un conjunto de instituciones que debieron advertir irregularidades y evitar daños mayores.
“Si un esquema fraudulento opera durante años sin ser detectado, fallaron los controles internos, la regulación, la supervisión financiera y la gestión pública. Y cuando fallan todos los niveles, quien queda desprotegida es la gente”, sostuvo.
Propuesta para que nunca vuelva a ocurrir
Como parte de su llamado a una reforma institucional seria, Cuello propuso:
Controles internos modernizados, con verificaciones en tiempo real.
Mayor independencia y capacidad tecnológica en la supervisión regulatoria.
Auditorías externas permanentes, preventivas y transparentes.
“Un Estado tiene que proteger, no fallar”
Finalmente, Cuello recordó que la salud es el derecho más sensible de todos, porque toca la vida y el futuro de cada familia.
“Los fondos pueden recuperarse. Lo que no vuelve es el tiempo perdido, la salud deteriorada o el miedo con el que tantas personas vivieron mientras esperaban una respuesta. Nuestro país merece instituciones que cuiden, respeten y protejan. Es hora de enderezar el rumbo con integridad y un compromiso auténtico con la vida humana.”
Zoraima Cuello: “El daño en salud no se corrige con dinero”









