En una conversación franca y reveladora con la comunicadora Luz García, el dirigente político Guido Gómez Mazara analizó el funcionamiento del Estado, la eficiencia en la gestión pública y la desconexión entre la clase política y las transformaciones sociales del país. Con su estilo directo, aseguró que muchos actores del sistema continúan operando con mentalidades del pasado, a pesar de que la sociedad dominicana ha entrado de lleno en la era digital.
Gómez Mazara afirmó que el gobierno, al igual que cualquier equipo deportivo, necesita evaluar el desempeño de cada una de sus piezas. Enfatizó que “todo el que no sea eficiente ni actúe con transparencia debe ir al banco”, dejando claro que la función pública debe medirse por resultados y no por afinidades personales o compromisos políticos surgidos durante las campañas electorales.
Según explicó, uno de los grandes errores de los políticos dominicanos es mantener vínculos basados en afectos primarios, relaciones establecidas en el calor del éxito electoral y que luego se convierten en obstáculos para la toma de decisiones firmes. Recordó que la ciudadanía no juzga al gobierno por simpatías internas, sino por su capacidad de resolver problemas y administrar con rigor.
El dirigente político advirtió que el país ha sufrido una transformación profunda: hoy la información circula a la velocidad de un clic y los ciudadanos pueden enterarse en segundos de lo que ocurre en lugares tan remotos como Indonesia. Sin embargo, considera que dentro del Estado persisten funcionarios con una visión “análoga”, incapaces de adaptarse al ritmo de la sociedad y a las exigencias del siglo XXI.
Durante la entrevista, también destacó su relación con el presidente Luis Abinader, a quien definió como un líder bien intencionado y sin fascinación por el dinero. Aseguró que mantiene con él una comunicación frecuente, pero dejó claro que conserva su independencia y que siempre expresa tanto sus coincidencias como sus críticas. “Soy un libre pensador, él lo sabe”, sostuvo.
Gómez Mazara subrayó que la verdadera transformación del país requiere elevar los estándares de eficiencia y transparencia, independientemente de figuras o simpatías políticas. Reiteró que los dominicanos esperan de sus autoridades un comportamiento ético y profesional acorde con los tiempos modernos, donde la rendición de cuentas es una exigencia ciudadana ineludible.
Finalmente, llamó a que la política dominicana adopte una visión más técnica, moderna y adaptada a una sociedad hiperconectada. A su juicio, el gran desafío es romper con la mentalidad atrasada que todavía predomina en sectores influyentes, y avanzar hacia una cultura institucional donde prime la competencia, la claridad y el compromiso con el interés público.
