La inauguración de la primera etapa del Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR) Las Parras ha desatado una fuerte disputa política. El director de Servicios Penitenciarios y Correccionales, Roberto Santana, respondió a las críticas del expresidente Danilo Medina, asegurando que el 100% de la obra original tuvo que ser intervenido antes de su apertura debido a graves fallas de diseño y construcción.
Danilo Medina, presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), había criticado al actual Gobierno por supuestamente presentar como una novedad una obra que, según él, estaba prácticamente terminada al concluir su gestión, afirmando: “Ahí no se ha hecho nada”, solo un cambio de color y numeración.
Fallas que obligaron la intervención total
En un evento de entrega, Santana desmintió categóricamente al exmandatario. Explicó que la revisión del diseño original reveló deficiencias estructurales y operativas que hacían imposible la supervisión y operación del centro en las condiciones en que fue recibido.
“No era posible supervisar ni operar este centro con las condiciones en que fue recibido”, señaló Roberto Santana.
El director penitenciario detalló que el 80% de lo ya construido requirió modificaciones significativas. Esta intervención profunda incluyó:
- 34 cambios principales en el diseño.
- 1,083 adecuaciones en celdas, donde fue necesario instalar paredes y puertas para garantizar la privacidad y dignidad de los internos.
- Rediseño de accesos.
- Corrección de errores en la distribución interna.
Modificación de las estructuras perimetrales, con la construcción de 23 garitas nuevas y más de cuatro kilómetros adicionales de verja para asegurar el control del recinto.
El Debate sobre la Obra Inconclusa
Medina había recordado que la estructura base del complejo —compuesta por 87 edificios, áreas productivas, naves, iglesias, centros comunitarios y espacios deportivos— fue levantada durante su administración como parte del plan para sustituir la cárcel de La Victoria.
Sin embargo, las declaraciones de Santana dejan claro que la estructura base presentaba fallas críticas que impedían su funcionamiento. La actual gestión sostiene que la puesta en marcha de esta primera etapa no es un mero acto simbólico, sino el resultado de un exhaustivo trabajo de adecuación y corrección para garantizar los estándares de seguridad y respeto a los derechos humanos.
