El uso excesivo de dispositivos digitales está transformando la manera en que trabajamos, estudiamos y nos entretenemos, pero también está generando graves consecuencias para la salud mental. Así lo advirtió Omar Guiret, experto de la Broadwater International University en Miami, durante una entrevista en el programa Esto No Tiene Nombre.
Guiret explicó que la pandemia del COVID-19 aceleró la integración de las pantallas en la vida cotidiana, al punto de que hoy resulta difícil separar trabajo, estudio y hogar. “Se está convirtiendo en una cuestión de ansiedad, la ansiedad nos va a llevar invariablemente a que tengamos un síntoma de depresión”, advirtió. Y agregó.
“Estamos viviendo una transparentización, una dilución… se está diluyendo la frontera entre tu trabajo, tu estudio y tu casa, porque lo único que está sucediendo es que estás transitando entre pantallas” .
Según el estudio que presentó, pasar más de cuatro horas frente a una pantalla disminuye cerca del 60% de la atención en estudiantes. La situación se agrava con la acumulación de tiempo en dispositivos.
“Nos dimos cuenta que… a partir de la sexta hora se duplica la posibilidad de tener esa ansiedad y por consecuencia sus problemas de depresión… cuando alcanzas el límite de las 7 o de las 8 horas ya estás en la frontera del 80% de probabilidad de que padezcas este tipo de padecimientos de salud”, señaló .
El especialista alertó también sobre comportamientos similares a la abstinencia en los más jóvenes: “Muchos padres observan en sus hijos síntomas parecidos a los que produce la abstinencia en el consumo de drogas cuando le quitan el teléfono… se ponen inquietos, se ponen violentos y como que cambian totalmente” .
Guiret recomendó establecer límites claros para evitar este impacto en la salud mental. “Se tiene que buscar la manera de crear un uso moderado de la pantalla… marcar límites de tales horas a tales horas, a partir de las 8 de la noche ya no se contestan las redes sociales, activar en el teléfono la función de privacidad, hacer tiempos espaciados” .
El experto concluyó que este fenómeno ya es parte de un cambio cultural y educativo que no se revertirá, por lo que es urgente aprender a equilibrar los tiempos frente a las pantallas para proteger la salud mental de estudiantes, profesionales y familias.

