En la comparecencia ante el tribunal, Joshua Riibe, quien fue la última persona en ver a la turista Sudiksha Konanki, desaparecida, relató la situación que ha vivido desde su detención. “Cuando me detuvieron por primera vez y me quitaron mi pasaporte y mi celular, pensé que me dejarían ir a mi casa”, declaró Riibe. Sin embargo, desde aquel día, aseguró haber estado completamente solo, algo a lo que no está acostumbrado.
Según su testimonio, la falta de comunicación ha sido una de las dificultades más grandes que ha enfrentado. “Nos despertamos para tomar el desayuno y regresamos a nuestra habitación porque no teníamos forma de comunicarnos”, explicó. Además, relató un episodio en el que una persona llegó a su cuarto molesto porque, supuestamente, debían permanecer en la habitación.
Riibe también detalló la presencia constante de agentes de Politur durante sus salidas para comer. “Varias veces, después de un interrogatorio, cuando iba a comer, ellos se sentaban conmigo”, afirmó. También mencionó haber visto a muchas personas en la playa relacionadas con la investigación en curso.
Uno de los momentos más frustrantes para él ocurrió cuando intentó acudir a la embajada para una reunión programada. A pesar de que su padre notificó la cita, no se le permitió asistir sin escolta. “Nos escoltaron hasta allá, tenía una entrevista y también estuvieron presentes”, agregó.
El joven expresó su deseo de colaborar con la investigación, pero lamentó sentirse atrapado en una espera interminable. “Solo quiero ir a mi casa, estar con mi familia y abrazarlos, pero no me dejan”, dijo. Aun así, recordó con emoción el momento en que los padres de Sudiska lo abrazaron y le agradecieron por intentar salvar a su hija. “Realmente quiero ayudar, pero mientras tanto, solo estoy aquí sentado esperando ser entrevistado por otro fiscal”, concluyó.