La Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA) y la fraternidad de jugadores de todo el mundo expresan su profundo pesar ante la muerte de Rickey Henderson, un amigo, ex compañero de equipo y uno de los beisbolistas más influyentes de la historia.
Durante sus 25 temporadas en las Grandes Ligas, Rickey jugó con los Atléticos de Oakland, los Yankees de Nueva York y otros siete equipos. A lo largo de su carrera, estableció un estándar incomparable de poder, velocidad y dinamismo en el campo. Con 1,406 bases robadas, 2,295 carreras anotadas y 81 jonrones para abrir partidos, revolucionó el juego, convirtiéndose en el líder indiscutido de la parte alta del orden de bateo. Sus 10 apariciones en el Juego de Estrellas, tres Bates de Plata y el premio MVP de 1990 consolidaron su lugar como el primer bate más destacado de la historia del béisbol.
Más allá de sus impresionantes estadísticas y logros, Rickey dejó una huella imborrable en los corazones de los aficionados con su estilo único de jugar y su carisma, especialmente en su querido Oakland. Su velocidad y agresividad en el campo, junto con sus característicos guantes de bateo verde neón, lo convirtieron en una figura admirada por generaciones de peloteros. Fuera del campo, su sentido del humor y su manera única de referirse a sí mismo en tercera persona añadieron una chispa inconfundible a su personalidad.
En 2009, fue elegido al Salón de la Fama en su primer intento con el 94.8% de los votos, un claro reflejo de su impacto en el béisbol. Su legado perdurará en la historia del deporte, siendo un referente para futuras generaciones.
La MLBPA extiende sus más sinceras condolencias a la familia de Rickey Henderson, a sus amigos y a los miles de fanáticos que hoy lamentan su partida.