República Dominicana recuerda 17 años del impacto de la Tormenta Tropical Olga

República Dominicana recuerda 17 años del impacto de la Tormenta Tropical Olga

Hoy se cumplen 17 años del paso de la Tormenta Tropical Olga por la República Dominicana, un fenómeno atípico que dejó una huella imborrable en la historia meteorológica del país y en la vida de miles de familias. Olga se formó en diciembre de 2007, fuera del período oficial de la temporada ciclónica, siendo la primera tormenta de este tipo desde Zeta en 2005.

El sistema se desarrolló como una baja presión al este de las Antillas Menores y fue clasificado como tormenta tropical el 10 de diciembre, mientras se encontraba al norte de Puerto Rico. Al día siguiente, tocó tierra cerca de Punta Cana, trayendo lluvias torrenciales y vientos significativos que afectaron de manera devastadora al territorio dominicano.

Impacto en cifras
Las lluvias asociadas a Olga alcanzaron acumulados de hasta 250 milímetros, provocando graves inundaciones que obligaron a evacuar a más de 34,000 personas y dejaron 7,500 viviendas afectadas. Trágicamente, 37 personas perdieron la vida durante este evento.

El 12 de diciembre, Olga se debilitó a depresión tropical tras cruzar hacia Haití y continuó como un sistema remanente hasta su disipación en el Golfo de México el 17 de diciembre.

Un fenómeno excepcional
Olga es recordada como una tormenta excepcional no solo por su impacto, sino también por su formación tardía en el calendario ciclónico. Desde que existen registros, solo 17 ciclones tropicales y subtropicales se han formado en diciembre, siendo el más reciente en 2013 cerca de las Islas Azores.

Lecciones aprendidas

El evento de Olga subrayó la importancia de estar preparados para fenómenos fuera de lo común y mejoró los protocolos de gestión de riesgos en la República Dominicana. Hoy, en su aniversario, se honra la memoria de las víctimas y se reflexiona sobre los avances en resiliencia climática.

El legado de Olga persiste como un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la necesidad de estar siempre vigilantes ante sus caprichos.