El Black Friday, una de las fechas comerciales más esperadas del año, ha experimentado una notable caída en la euforia de compra que lo caracterizaba en años anteriores. Lo que en el pasado era un frenesí de compras masivas en busca de ofertas, con filas interminables en centros comerciales y promociones anunciadas a través de una agresiva campaña publicitaria, hoy presenta pocas expectativas de venta debido a la desconfianza generada por las ofertas engañosas.
Durante años, el Viernes Negro fue considerado por economistas y empresarios como la principal actividad económica del año, solo superada por las ventas de Navidad y Año Nuevo. Acompañado de anuncios llenos de ofertas y descuentos irresistibles, este evento atraía a miles de consumidores que comenzaban a hacer fila desde la madrugada del jueves, con la esperanza de aprovechar las grandes rebajas.
Sin embargo, la euforia del Black Friday comenzó a desinflarse, principalmente por las constantes denuncias de publicidad engañosa y ofertas fraudulentas. Las ofertas no eran tan atractivas como parecían, lo que generó desconfianza entre los consumidores. ProConsumidor, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor, intervino de manera activa para poner fin a estas prácticas, llevando a cabo campañas de concientización y monitoreo en el mercado.
En un esfuerzo por evitar irregularidades, ProConsumidor anunció que a partir del primero de noviembre de 2023 se activaron operativos preventivos para monitorear y evitar los engaños a los consumidores durante esta temporada de compras. A pesar de las advertencias, el entusiasmo por las ofertas ha disminuido notablemente, y muchos consumidores ahora abogan por un comportamiento más cauteloso al momento de aprovechar las rebajas del Black Friday.
Las expectativas de ventas para este año no parecen ser tan altas, y aunque aún hay quienes buscan aprovechar las ofertas, muchos prefieren optar por alternativas más transparentes, conscientes de los riesgos asociados con las promociones de esta fecha.