Santo Domingo, RD – La operación “Búfalo NK”, llevada a cabo por las autoridades dominicanas, y que expuso una compleja estructura criminal de narcotráfico internacional que operaba entre República Dominicana, Puerto Rico, Estados Unidos y Europa tenía varios cabecillas.
Entre los principales cabecillas y colaboradores de la red figuran nombres que desempeñaban roles clave en la logística, el transporte y el lavado de activos.
Uno de los principales hombres de confianza del líder de la organización, Rafael Ynoa Santana, es Juan Bolívar Hernández (alias Moreno), quien reclutaba lancheros en Puerto Plata y se encargaba de la logística, como la compra de teléfonos satelitales y el seguimiento a las embarcaciones. Además, Hernández manejaba los pagos a los lancheros y sus familiares, y supervisaba la preparación de las embarcaciones utilizadas para el envío de drogas.
Otro miembro destacado es José Alberto Taveras Amézquita (alias Andobany), quien actuaba en La Romana, realizando movimientos de embarcaciones y drogas, y gestionando tanto la compra de equipos de comunicación como el flujo de dinero proveniente de las actividades ilícitas.
En Puerto Rico y los Estados Unidos, la red criminal contaba con Robert Nicolás Acosta Adames, un colaborador de extrema confianza de Ynoa Santana, encargado de coordinar los movimientos de dinero y narcóticos en esas jurisdicciones.
Entre otros nombres relevantes en la organización, Severiano Núñez Pichardo (alias Alex) era quien coordinaba a los lancheros para los envíos a Colombia, así como la manutención de las familias de estos. José Antonio Toribio se encargaba de las propiedades donde se preparaban las embarcaciones, mientras que Juan Henríquez Taveraz (alias Orlando) dirigía la preparación de las lanchas utilizadas para transportar grandes cargamentos de drogas y armas.
En el ámbito mecánico, la organización contaba con Jorge Antonio Santos Hilario (alias Fello), un veterano del narcotráfico y deportado desde los Estados Unidos tras cumplir siete años de prisión por narcotráfico. Santos Hilario se encargaba de ensamblar eléctricamente y mecánicamente las embarcaciones, y también fungía como capitán de lancha.
El vínculo familiar también jugó un papel importante en la operación. Cristian Esteban Alcántara Javier, esposo de la sobrina de Rafael Ynoa Santana, se encargaba de supervisar la preparación de las embarcaciones y la programación de GPS y comunicaciones. Germania Mercedes Natali Román, esposa de Ynoa Santana, tenía un rol crucial en el traslado de dinero y la adquisición de propiedades y bienes con dinero ilícito, además de manejar empresas que justificaban los lujos adquiridos por la organización.
Por último, Cristino Rotestan Clase, hermano del co-líder Isidoro Rotestan Clase, era testaferro y administrador de propiedades vinculadas al narcotráfico, participando también en empresas como Mariscos del Caribe Clase SRL, utilizadas para estratificar bienes obtenidos ilegalmente.