Hoy, la República Dominicana conmemora un aniversario más del natalicio de Joaquín Balaguer, una de las figuras políticas más influyentes del siglo XX en el país. Balaguer, reconocido por su inquebrantable dedicación al desarrollo de la nación, es recordado como el estadista más completo y el político más determinado de su época.
Desde la segunda mitad del siglo pasado, Joaquín Balaguer se consolidó como el presidente de las transiciones, jugando un papel crucial en la apertura democrática de 1961. Su liderazgo, caracterizado por paciencia, constancia y coraje, fue fundamental para estabilizar al país tras la caída de la dictadura trujillista, guiando a la nación hacia un nuevo orden político.
En 1966, Balaguer fue electo presidente con el 57% de los votos, en un contexto postbélico marcado por la guerra civil que dividió al país. Su gobierno se enfocó en la restauración del orden, a veces a costa de ciertas libertades, en un esfuerzo por cimentar las bases del crecimiento y desarrollo nacionales. Bajo su mandato, se implementaron medidas que han dejado una huella duradera en la política, la economía y la sociedad dominicana.
Entre las innumerables obras atribuidas a su gobierno se encuentran la construcción de presas, caminos vecinales, acueductos, avenidas, autopistas, el Centro Olímpico, la Plaza de la Cultura, y el Teatro Nacional. Además, Balaguer promovió la creación de una clase media, impulsó la Ley de Reforma Agraria, y facilitó la primera transferencia pacífica de poder en casi un siglo en 1978. Estas acciones, realizadas con un manejo cuidadoso de las finanzas públicas, contribuyeron a la estabilidad y al desarrollo económico del país, sin incurrir en déficits significativos ni en endeudamiento externo.
A pesar de las controversias y críticas que enfrentó, especialmente en relación a su inclinación reeleccionista, el legado de Balaguer ha superado el paso del tiempo. Su obra de gobierno se erige como un monumento imperecedero, esculpido con su propio esfuerzo, en beneficio de todos los dominicanos.
En esta fecha, mientras recordamos su nacimiento, hacemos un llamado a la reflexión sobre la grandeza de su contribución a la República Dominicana, esperando que, como dijo Chateaubriand, el tiempo permita contar sus memorias y grandezas con la voz impersonal que surge de los pueblos y de los siglos.
Joaquín Balaguer, quien vivió para todos, sigue viviendo en la memoria de la nación, y hoy le rendimos homenaje con devoción y respeto, confiando en que su legado guiará los pasos de la República hasta la consumación de los siglos.
Por Joaquín Ricardo