La líder empresarial Circe Almánzar destacó la importancia de llevar a cabo una reforma laboral en la República Dominicana que esté fundamentada en estudios serios y que cuente con la participación de expertos.
En sus declaraciones, subrayó que es esencial que cualquier reforma se base en un diagnóstico realista de las necesidades del mercado laboral y empresarial del país, para evitar que se convierta en un simple cumplimiento formal o un “checklist”.
Almánzar enfatizó que, para lograr una verdadera reforma laboral, se necesita un documento base, elaborado por asesores y estrategas, que permita cambios sostenibles en el tiempo. Según ella, la situación actual del mercado laboral dominicano presenta desafíos complejos, como un alto nivel de empleo informal y una desconexión entre la oferta y la demanda laboral. Por tanto, afirmó que el análisis de la reforma debe incluir un enfoque integral, que no solo considere los derechos adquiridos, sino que también aborde las realidades económicas y sociales que afectan a empresas y trabajadores.
Al referirse al tema de la cesantía, Almánzar subrayó la necesidad de un debate profundo sobre los aspectos que afectan tanto a los empleadores como a los empleados, incluyendo el costo de las horas extras y la flexibilidad de las jornadas laborales. “Es fundamental debatir estos temas, ya que las condiciones laborales deben estar alineadas con los tiempos actuales”, afirmó. Igualmente, advirtió que las reformas no deben tratarse únicamente desde la perspectiva legal, sino que deben tener en cuenta la dinamización de la economía y del mercado laboral, para evitar que se impongan cargas excesivas que puedan llevar a las empresas a la informalidad.
Finalmente, Almánzar hizo un llamado a los sectores empresariales y al gobierno para que tomen en cuenta las opiniones de expertos y asesores, a fin de garantizar que cualquier cambio legislativo realmente responda a las necesidades del momento. Recalcó que todos los países han implementado reformas laborales en la última década, pero estas deben ser auténticas y adecuadas a las realidades de cada sociedad, evitando enfoques parciales que solo generen efectos temporales.