Extraordinaria radiografía de la falacia

Extraordinaria radiografía de la falacia

Recibimos de Melanio Paredes, miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana un escrito de Fidel Soto, ex militante del 14 de junio y del Partido de la Liberación Dominicana, hijo del legendario líder sindical, Miguel Soto, ex diputado constituyente en 1963, que con su anuencia reproducimos

EL CARRO TESLA Y UNA PLACA: SÍMBOLO DE ALGO QUE SE VE Y DE OTRO QUE NO SE VE

Con mucha altisonancia describe la prensa, la colocación de la placa automovilística que, supuestamente usara el presidente Juan Bosch, en el carro Tesla del presidente electo Luis Abinader; tratando de parangonar el ejemplo y estilo del expresidente, con el del presidente actual.

La nota periodística tiene el siguiente titular : «EL SIMBÓLICO MENSAJE DE LA PLACA 01 DEL TESLA DE LUIS ABINADER QUE HABÍA SIDO USADA POR JUAN BOSCH EN EL 1963”. La misma explica que la placa fue facilitada por la exvicepresidenta y sobrina del profesor Bosch, doctora Milagros Ortíz Bosch que la tenía guardada desde hace 57 años.

Sin querer ofender a la ilustre y digna doña Milagros Ortíz Bosch, queremos hacer una precisión en torno a la placa colocada en el carro Tesla, en el que llegó el presidente Abinader a tomar posesión el 16 de agosto. Y para mayor claridad citamos las palabras del presidente Bosch, en su obra «Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana”:

“Yo no usé auto del Estado ni placa oficial mientras fui Presidente, porque debía dar ejemplo de sencillez y austeridad, y en el Palacio Nacional sólo se brindaba café y agua de coco. La República Dominicana era un país pobre y debía sobrellevar su pobreza con dignidad, sin avergonzarse de ella y sin aumentarla por exhibir lujo que no podía darse. Cuando mi mujer hizo un viaje a los Estados Unidos para atender a nuestro hijo, que había sido sometido a una operación, ordené en el aeropuerto que los inspectores de aduanas revisaran su equipaje y le aplicaran los impuestos de importación a todo lo nuevo que llevara; y así como actuaba yo, actuaban todos los ministros y todos los altos funcionarios.»

En vista de esa verdad, dicha placa, debe estar en un museo, como le corresponde por ser un símbolo histórico, pero más, por ser un objeto demostrativo de la entereza y la integridad del Presidente Juan Bosch.

Poco se informó del origen del automóvil Tesla .Lo que sí se sabe es que el costo es de 80 mil dólares. Tal costo borra de golpe la intención de igualar en ese aspecto, el estilo y ejemplo de Bosch. Y si llegó en bola, en ese automóvil no le quita peso a lo que estamos señalando. Todavía es peor por la pose y comparoneria frente a un pueblo humilde y trabajador.

LA REELECCIÓN LLEGÓ EL MISMO 16 DE AGOSTO, MONTADA EN UN CARRO TESLA CON LA CHAPA QUE BOSCH NUNCA USÓ.

Con ribetes de humildad y sencillez se desmontó del carro que nunca más se volvió a ver. Una acción para llenar la conciencia ingenua de un pueblo. Y desde ese mismo día, él y su asesor extranjero, el gran Veicoechea, comenzaron ‘rápido» y sin furia la carrera del salto constante del camino hacia la reelección.

Rompiendo el récord mundial del Correcaminos, no deja de correr en la patineta de la reelección. Visitando sin sorpresas a provincias, municipios, calles, callejones y hasta los hoyos de ChulÍn y de Bartola, sin que se le salve el colonial callejón de Regina. Asiste en la mañana al velatorio de una niña asesinada y llora abrazando a la madre, prometiendo acabar con la delincuencia, y en la noche baila un merengue con una de las jóvenes bailarinas, en el acto de inauguración de un hotel en Bávaro.

Demuestra su humildad tomando un vuelo de clase económica, y luego sucede como con el Tesla. Los demás viajes en jets privados. Es el «Gran Visir», en «visitación» de galas y promesas de Concho Primo, en una república cuajada de montoneras, en la que un diputado quiere ver su nombre bajo el siguiente epitafio: «Aquí yace el único legislador que creó dos provincias.» Y, ese epitafio estará al lado de otro que se escribirá así: «Aquí yace el Correcaminos del allante y la hipocresía.»

Tomado de Vanguardia del Pueblo.