La toma de posesión para la República Dominicana es un acto solemne en el que se suele ser muy estricto con el seguimiento al protocolo de vestimenta, siendo esto de punta en blanco para todos, los hombres con corbata y calzado negro.
Este viernes llamó la atención que en el acto de juramentación, el rey de España Felipe VI asistió con un traje gris, rompiendo el protocolo de vestimenta ya establecido. El atuendo del monarca rompe con las medidas del protocolo, que establece que los caballeros deben usar traje blanco con corbata negra y las damas traje blanco con zapatos cerrados.
Según datos que ofreció el exviceministro de Relaciones Exteriores, Jatzel Román, una de las razones por las que el rey Felipe VI de España no fue vestido de blanco, sería porque la regla en su país es utilizar ese color solo para fines religiosos, no para actos con fines políticos. Otra de las razones que se barajan es que podría ser por temas de seguridad, para destacar del resto de invitados.
Sin embargo, el protocolo dominicano es muy claro, está establecido por decreto, y en este momento el rey no está asistiendo a un acto oficial en España, por lo que no se justificaría haber roto esta norma de vestimenta, a menos que haya sido previamente entre las partes.
Protocolo por decreto
Fue el presidente Joaquín Balaguer, en 1973, quien, mediante un decreto, confirmó la tradición de que el traje sería blanco para las ceremonias celebradas durante los meses de verano y oscuro para los actos llevados a cabo en los meses de invierno.
Es por esa razón que la toma de posesión, que siempre es el 16 de agosto, antes de que el verano concluya, es de blanco, y la rendición de cuentas, que se lleva a cabo el 27 de febrero, que corresponde al invierno, es con traje negro.
Y es que el protocolo para la juramentación en República Dominicana establece que los hombres deben vestir con pantalón, chaqueta y camisa blanca, preferiblemente color hueso, corbata, zapatos y medias negras.
No se permite acompañar la vestimenta con detalles o prendas de otro color, para evitar desviar la atención del acto solemne.