Santo Domingo.- La región sur de República Dominicana, marcada por su compleja interacción tectónica entre las placas del Caribe y Norteamérica, continúa acumulando energía sísmica que podría desencadenar un potente terremoto en el futuro cercano, según un análisis reciente del Centro Nacional de Sismología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (CNS-UASD).
El director del CNS-UASD, Ramón Delanoy, destacó la importancia de las fallas geológicas con direcciones Sureste-Noroeste en esta región. La Placa del Caribe se desplaza hacia el noreste, mientras que la Placa de Norteamérica se mueve en dirección este-sureste a una velocidad de 2 cm por año. Este movimiento ha provocado la subducción de la dorsal de la Beata bajo el valle de Neiba, causando terremotos profundos en el sur central del país. Además, el empuje de la Placa del Caribe ha generado la trinchera de los Muertos, situada al sur de República Dominicana, donde se localizan numerosos epicentros sísmicos.
Entre 1962 y 1992, se registraron 10 terremotos con magnitudes superiores a 5.5 grados en la escala de Richter, con un promedio de recurrencia de tres años. Desde 1992, se han producido cuatro sismos de magnitudes superiores a 5.3, siendo los más recientes en 2019 y 2023. Además, se han contabilizado 25 temblores con magnitudes entre 5.0 y 5.5. Delanoy subraya que la energía liberada en estos últimos 32 años no ha sido comparable a la del período 1962-1992, sugiriendo una acumulación de energía que podría resultar en un sismo significativo.
El historial sísmico de la región incluye eventos importantes como los terremotos de 1615, 1684, 1691, 1751, 1761, 1775 y 1860, así como el sismo del 11 de junio de 1971 con epicentro al sur de Santo Domingo, que alcanzó una magnitud de 6.5 grados, y el terremoto del 24 de junio de 1984 al sur de San Pedro de Macorís, con una magnitud de 6.9 grados. El terremoto del 8 de enero de 1962, con una magnitud de 6.5 grados, también dejó una huella significativa en San José de Ocoa y Baní.
La región sur de República Dominicana enfrenta un riesgo sísmico creciente debido a la acumulación de energía tectónica, y las autoridades instan a la población a estar preparada para posibles eventos futuros.