Para Somnia Vargas, combatiente de la Gesta de Abril de 1965, haber participado junto a un grupo de valiosas mujeres en esta revolución, fue un salto a la libertad, porque a partir de ahí las mujeres empezaron a ganarse espacios de participación en el sector militar y político.
Vargas manifestó que hoy día se debe agradecer a todas esas mujeres que participaron en la Revolución de Abril porque si hoy los derechos de la mujer están un poco en respeto por los hombres, se consiguió a partir de ahí.
“En ese momento todo éramos iguales, no había diferencia entre un hombre y una mujer: teníamos que hacer los mismos ejercicios, pero ahí ya empezó la mujer a integrarse a la sociedad y ocupar otros puestos en los partidos políticos”, reseñó.
Esa fue una gran apertura que tuvimos las mujeres para demostrar a la sociedad y a los dirigentes que sin nosotras no podían ir a ningún lado.
“Después de la Guerra del 1965 ya las mujeres no pertenecíamos a los partidos como secretarias o en finanzas, ya pasamos al buró militar de los partidos porque en ese periodo demostramos que sin nosotras no podían hacer nada”, comentó.
Vargas manifestó que fueron entrenadas militarmente y luego pasaron también a ser entrenadoras, demostrando su capacidad para estar en un sector que era visto solo para hombres.
Recordó que desfilaron con un cartel que decía “Hombro con hombro con nuestros hombres” y que el contexto les permitió demostrar que eran iguales y que podían hacer lo que ellos hacían, entendiéndose como complemento el uno del otro: “De ahí adquiere la mujer sus derechos, respetando siempre cada quien su género”.
Su papel en la Revolución de 1965
“Somos hermanas todas”, así se refiere Vargas a las mujeres que sirvieron militarmente en la Revolución de Abril de 1965, recordando algunos de los nombres de las féminas con las que sirvió, entre ellas Emma Tavares (hermana de Manolo Tavares), Teresa Espaillat, Milagros Concepción, Sagrada Bujosa, Brunilda Amaral, entre otras.
Sobre su papel en la Gesta de 1965, Vargas recordó que estaban ubicados en la Lovatón No.6 en una casa de dos niveles y en el segundo piso alojaban a los heridos de la guerra que eran atendidos allí después de salir del Hospital Padre Billini.
“Yo tenía que ocuparme del mantenimiento de esa casa, de la comida… Tenía personas que me ayudaban y había que buscar esa alimentación, que era escasa y muy difícil”, comparte la combatiente de la Revolución de Abril.
Narró que de noche Emma Tavárez y ella tenían asignados los comandos de San Francisco de Macorís y de La Romana para dar charlas de motivación y mantener la moral en alto. En ese ínterin debían, además, identificarse como “Las muchachas de la Academia”, cuando pasaban por el Comando de los haitianos”.
Momentos difíciles que vivió que la marcaron
La también abogada, con un doctorado en derecho y catedrática de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Somnia Vargas, compartió a modo de anécdotas una situación difícil que vivió mientras administraba la citada casa que alojaba los heridos.
Narró que como era difícil conseguir comida, los heridos que cuidaban tomaban la comida para dársela a las familias que le visitaban, lo que las obligó a ponerla bajo llave.
“Nos cogían la comida para darla y tuve que ponerle llave. Un día se van las muchachas para la Academia, yo, que me quedo administrando, siento que me tocan la puerta ¡y son ellos con armas! pidiéndome la llave. Entonces, rápidamente… me paré y les dije ´el primero que suba un escalón le tiro”, rememoró Vargas, quien a seguidas dijo que ahí llegaron los oficiales del comando y los que la secuestraron fueron expulsados.
Comentó que otro de los momentos ocurre en una reunión cuando los militares extranjeros las descubrieron y empezaron a disparar, obligándolas a huir aplicando el raneo que aprendieron en La Academia Militar.
“La misma forma de vida que llevábamos y la alegría de saber que estábamos combatiendo a los intrusos, para nosotros… morir ahí no nos importaba porque la patria estaba primero que todo”, dijo, durante su participación en el programa Reseñas, que conducen los periodistas Rafael Núñez y Adelaida Martínez R., por Entelevisión cada sábado a las 9:00 p. m.
La UASD ante era elitista
En la parte académica, Somnia Vargas compartió que la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) era de élite y que allí se ingresaba por apellido.
“Cuando entré en el 1962 tuve que presentar cuatro exámenes, tres orales y uno escrito; los hombres tenían que ir con saco y corbata ya las mujeres teníamos que ir con tacones y trajes bonitos”, manifestó.
“Lo primero que nos planteamos fue sacar a los profesores trujillistas y los sacamos, y nombramos a un rector provisional que fue el Dr. Castaños Espaillat”, rememoró.
Comentó que a partir de ahí se crea el colegio universitario y se fueron haciendo muchas cosas hasta que vino la elección de un consejo en el que estuvieron representados todos los sectores.
Vargas, quien también fue nombrada jueza de la Corte Penal del Distrito, dijo que esta fue una gran experiencia aunque vivió situaciones difíciles, entre ellas su traslado por las denuncias de corrupción en el sistema judicial que ventilaba en los medios de comunicación, renunciando finalmente de dicho puesto.