SANTO DOMINGO.- El abogado, mediador y consultor en negociación, Nelson Espinal Báez, realiza un análisis del conflicto entre la República Dominicana y Haití por la construcción de un canal en río Masacre y como experto recomienda que se inicie un proceso de negociación privada entre ambas naciones con el fin de “destrabar la situación” y se abra el paso para las negociaciones formales.
En una entrevista para RC Noticias, el también árbitro y profesor universitario, explica que lo recomendable en estos casos es que el proceso inicial debe ser “back channel diplomacy“, que no es más que las negociaciones a través de un canal más discreto donde se dialoga con el gobierno o con representantes del otro gobierno, sin tanta diplomacia.
Ante este escenario, Espinal Báez sugiere que la República Dominicana sea quien realice el primer acercamiento de mediación con Haití para iniciar el proceso de negociación entorno a la situación que ha generado la construcción “ilegal” de un canal del río Masacre en el lado haitiano, que ha provocado desestabilización económica en la zona fronteriza por el cierre de la frontera y todo tipo de comercio o circulación binacional, que afecta los intereses de ambas naciones.
Ahora lo recomendable es iniciar el proceso de “back channel diplomacy” (negociación privada) para destrabar la situación para entonces abrir negociaciones formales.
— Nelson Espinal Báez (@NEspinalBaez) September 26, 2023
Así se inician la mayoría de las negociaciones de grandes conflictos internacionales.
Ej. Crisis de los Misiles
De efectuarse este tipo de negoción secreta o privada, debe realizarse con parámetros que ayuden a dar apertura a la negoción formal, para ello se requiere de varios elementos que logren el consenso entre las partes.
Se deben establecer los participantes capacitados para explorar nuevas posibilidades en la resolución del conflicto.
Espinal Báez diría en dos etapas: una privada para destrabar el impase y otra formal.
Una vez destrabada la crisis.
- Negociar primero el proceso.
Mediación Internacional, veedores y garantes de cumplimiento.
Es decir, negociar el proceso para asegurar que se ejecute en suelo haitiano el eventual acuerdo. Pues el vacío institucional es muy grande.
- Negociar el contenido: Abrir la mesa técnica de negociación con asesores medioambientales, en gestión de ríos, cuencas, plan de reforestación. Aprovechar la mesa para negociar a corto y largo plazo.
- Negociar Plan de implementación y cumplimiento: bien diseñado y monitoriable. Por etapas con veedores y garantes de ejecución / cumplimiento.
Nelson Espinal Báez, mediante un artículo de opinión titulado: “Superemos la simbología del conflicto para la negociación”, esboza la importancia de implementar acuerdos y seguir su cumplimiento para lograr los objetivos de mediación.
Es pertinente entender que los conflictos, en sí mismos, no son negativos ni positivos y que pueden traer consigo energías de transformación social, política y económica. De hecho, los conflictos manejados constructivamente fortalecen la democracia y posibilitan su evolución. Lo negativo en sí mismo es la violencia, que representa un fracaso en la gestión de los conflictos.
Para construir soluciones es necesario:
a. Ver el conflicto como una oportunidad de articulación social, política, económica, empresarial y humana.
b. Entender que los conflictos pueden terminar en forma exitosa con resultados distintos de suma cero. Es decir, con resultados de ganancia mutua, incluyendo beneficios para los terceros.
c. Hay múltiples maneras productivas de abordar los conflictos, que van desde la negociación, el diálogo democrático, la construcción de consenso, la comunicación apreciativa, la justicia restaurativa, el sistema tradicional de justicia, el modelo de verdad y reconciliación, la mediación, el arbitraje, el med-arb, entre otros. Todos ellos fundamentados y abordados en distintas teorías y metodologías para su implementación.
La gestión eficiente de los conflictos es un atributo de las democracias maduras. La ineficiente, es un reflejo de su inmadurez, generadora de entropía, exclusión y violencia. Los pueblos y entidades que mejor negocian son los que más valor y prosperidad generan de manera sostenible.
Es imprescindible abordar las causas de los conflictos y no solo sus efectos. En el caso del conflicto del Rio Masacre, el problema visible, no es exclusivamente el canal de trasvase (esa es la posición), el problema real es la creciente deforestación que seca los ríos y genera escasez de agua (estos son los intereses).
En negociaciones complejas los acuerdos no son un fin en sí mismo, sino un medio. Los caribeños y latinoamericanos en general tenemos una mentalidad de mucho acuerdo y poco consenso operativo y funcional. Es decir, predomina una mentalidad formalista de firma de acuerdo y no de implementación, cumplimiento y seguimiento de lo acordado.
En el marco de referencia anteriormente señalado, los intereses últimos de Haití y República Dominicana no están en conflictos: ambos necesitamos proteger la producción de agua. Lo que está en conflicto son las posiciones de cada nación: construir o no construir un canal, cómo hacerlo y en cual punto del rio Masacre.
De hecho, es de nuestro propio interés que los intereses de Haití sean satisfechos, tales como:
- rescate medioambiental y su reforestación,
- su desarrollo agropecuario,
- más agua y energía eléctrica para las comunidades y los sectores productivos,
- desarrollo económico y social,
- estabilidad política,
- prosperidad e institucionalidad,
- gobierno capaz de controlar su territorio y la violencia. Entre otros.
Para que, en efecto, “haya una solución haitiana en Haití”. Pues de esa forma se facilita la satisfacción de nuestros intereses, que son:
- soberanía,
- seguridad nacional y fronteriza,
- institucionalidad, respeto a las leyes/legalidad y al Estado de Derecho
- profundización de políticas medioambientales sostenibles y más reforestación,
- desarrollo agropecuario
- agua y energía eléctrica para nuestro pueblo y sectores productivos.
- migración controlada,
- no porosidad en la frontera,
- evitar las mafias del tráfico de personas,
- respeto a los derechos humanos,
- prosperidad y desarrollo sostenible, entre otros.
Hace un llamado a dedicar todo el esfuerzo a construir juntos, a corto y largo plazo, soluciones sostenibles de las necesidades centrales (intereses) de nuestras dos naciones y sociedades. “Superemos la simbología de posiciones irreductibles e irreconciliables: “canal o muerte” y enfoquémonos en las causas e intereses subyacentes, proteger y producir más agua para la República Dominicana y Haití”.