Tras darse a conocer el decreto 67-23, donde el Estado dispuso el retiro de nueve generales de los cuerpos militares, entre ellos el mayor general capellán castrense, Nicolás de Jesús López Rodríguez, actual arzobispo y cardenal emérito, surge la interrogante por qué un religioso ostenta tal rango.
Se trata del Concordato entre la Santa Sede y República Dominicana firmado en 1954.
Un concordato es un tipo de acuerdo entre la Santa Sede y un Estado para regular las relaciones entre ellos, en materias de mutuo interés.
Además de Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez y Monseñor Francisco Ozoria Acosta, han habido otros obispos castrenses en República Dominicana como es el caso de Monseñor Ricardo Pitttini, de 1958 al 1961, y el Cardenal Octavio A. Cardenal Beras Rojas, de 1962 al 1982.
Historia
La Santa Sede Apostólica y la República Dominicana, animadas del deseo de asegurar una fecunda colaboración para el mayor bien de la vida religiosa y civil de la Nación Dominicana, han determinado estipular un Concordato que constituya la norma que ha de regular las recíprocas relaciones de las Altas Partes contratantes, en conformidad con la Ley de Dios y la tradición católica de la República Dominicana.
Legislación
La Ley Orgánica del Ministerio de Defensa, en el párrafo 1 de su artículo 59, también indica, que “habrá un Cuerpo de Capellanes Militares Católicos en virtud del Acuerdo firmado por el Estado dominicano con el Estado Vaticano, con la clasificación de militares de servicios auxiliares bajo la supervisión respectiva de la Santa Sede y del Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo…”
La Conferencia del Episcopado Dominicano señala que el obispado castrense comprende tres ramas, que son las Fuerzas Armadas (Ejército dominicano, Fuerza Aérea Dominicana y la Armada Dominicana) y la Policía Nacional.
El obispo castrense es quien designa a los vicarios generales castrenses, así como a los capellanes mayores de los tres cuerpos militares y de la Policía.