El Observatorio Nacional para la Protección del Consumidor (ONPECO) considera que la única manera de contrarrestar los efectos de las alzas de precios en los alimentos, los medicamentos y otros servicios es indexando las pensiones y elevando los salarios tanto en el sector público como en el privado.
Según las informaciones del Banco Central, en enero, los alimentos, las bebidas no alcohólicas y el transporte fueron los más afectados por las alzas, y en febrero, los indicadores muestran que no hay cambios inmediatos en el comportamiento de la inflación a nivel global.
La inflación es un impuesto que pagan los más pobres en todo el mundo, por lo que les toca a las administraciones de los estados buscar la forma de hacer frente a ella, sobre todo para que no golpee tan severamente a los sectores de menores ingresos.
El precio de los principales alimentos de la canasta básica ha logrado un tope inalcanzable para la mayoría, lo que preocupa aún más cuando no se ven soluciones a corto y mediano plazo.
La única manera de hacer frente a lo que está pasando es proporcionar mayores ingresos a las familias que han visto perder el valor del dinero con el que afrontar su día a día.
ONPECO entiende que debemos prepararnos para enfrentar la escasez de alimentos apoyando la agricultura familiar, a los productores en general y trazar una política pública basada en la sostenibilidad para lograr la seguridad y soberanía alimentaria.
El hecho de que no se pueda acceder a alimentos de calidad por sus altos precios atenta contra la seguridad alimentaria, por lo que la solución inmediata es una compensación salarial para los integrantes de los tres primeros quintiles, con los que el Banco Central mide la composición social para expresar el índice de precios al consumidor.
El quintil uno es el de más bajos ingresos, justo ese sector es el que debe afrontar el precio más alto de los alimentos, le sigue el quintil 2 con iguales privaciones y el quintil 3 que es la clase media, esa que ha tenido que reducir sus gastos porque sus ingresos no les permiten el “lujo” de al menos alimentarse bien.
El precio de bienes como el agua, que ha sufrido un incremento del cien por ciento, y productos como el plátano, el pollo, los huevos, el arroz, las grasas comestibles, entre otros alimentos que se alejan cada día más de los presupuestos, son ingredientes en contra del derecho a la alimentación y a la seguridad alimentaria.
Organismos como la FAO y la ONU han advertido sobre una hambruna generada por las guerras, la pandemia y los fenómenos naturales; han hecho la advertencia para que los gobiernos tomen medidas al respecto, pero en nuestro país no hay señales en este sentido.
Solo un ajuste salarial equilibrado y un buen incremento a las pensiones podrían hacerle frente a la situación de las alzas de precios de los alimentos, que es donde se siente más el fenómeno de la inflación.