El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió este miércoles para tratar el tema de la situación que vive actualmente Haití, donde participó el Canciller de la República Dominicana, Roberto Álvarez y durante su intervención pidió la fuerza multinacional para apoyar la Policía haitiana.
Lea aquí el discurso íntegro del ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez:
Señora presidenta, distinguidos miembros del Consejo de Seguridad:
En este Consejo se han presentado hasta la saciedad, datos que reflejan las terribles violaciones a las que ha sido sometido el pueblo haitiano por las bandas criminales que controlan gran parte del territorio, incluyendo el 60% de Puerto Príncipe.
A esas desgracias, hoy se agregan un brote de cólera y hambruna generalizada. Hace pocos días, llegó a Haití un cargamento de 1.2 millones de vacunas para combatir el brote de cólera, de una cepa aún más virulenta que la original que, en pocos meses, ha segado la vida de por lo menos 2,000 personas; pero, de nuevo, la violencia obstaculiza su adecuada distribución. Hace tres meses bandas criminales bloquearon la terminal portuaria de Varreux, impidiendo la distribución de combustible, dejando sin energía eléctrica a gran parte del país. Señores, en el área de Puerto Príncipe, prácticamente todos los bebés en incubadoras murieron, así como la mayoría de las personas que necesitaban oxígeno.
Hoy existen suficientes elementos de juicio para atribuir el reciente brote epidémico de cólera a esa escasez de combustible, que interrumpió el suministro de agua potable por parte de la compañía nacional de agua en Haití, DINEPA. Recordemos que la epidemia original de cólera registrada en 2010 en Haití se esparció a otros países de la región como República Dominicana, Cuba y México.
Ante esta situación, nos preguntamos: Si la violencia dificulta entregar vacunas y combustible, ¿cómo podrán repartirse los alimentos para alrededor de 5 millones de personas en riesgo de sufrir inseguridad alimentaria aguda en el 2023, incluidos unos dos millones de niños, niñas y adolescentes, de los cuales aproximadamente 250,000 padecen desnutrición aguda? Ante este dramático cuadro, ¿cómo pretender distribuir boletas de votación para las demandadas elecciones en Haití? ¿Cómo podemos concebir que una nación sobreviva a un asedio constante de muerte, violencia sexual, secuestros?
En la medida de nuestras posibilidades, República Dominicana hace su parte por apoyar a nuestro vecino. A título de ejemplo, desde el cierre de Varreux, nuestro país viene facilitando el suministro de combustible para mantener algunas operaciones básicas en Haití. En diversas operaciones realizadas entre noviembre y mediados de diciembre, a solicitud de las autoridades haitianas, facilitamos la compra de cientos de miles de galones de diésel, gasolina y fueloil. Este combustible se destina a hospitales, supermercados, zonas francas, agroindustrias, bancos, embajadas de terceros países, algunos representados ante este Consejo de Seguridad, y organismos internacionales que operan en Haití, como el caso de esta Organización.
También hemos recibido y atendido solicitudes de apoyo en seguridad para el transporte de personal diplomático de otros países y de organismos internacionales en Haití. Y ni decir de la prestación de servicios de salud a decenas de miles de haitianos que vienen a buscarlos en nuestra red pública, por la imposibilidad de encontrarlos en el suyo. Como ejemplo, el 32.4% de los partos en nuestros hospitales públicos son de migrantes haitianas; servicios, por demás, ofrecidos gratuitamente.
Sin embargo, como lo hemos manifestado en múltiples ocasiones, la República Dominicana sola, no puede cargar sobre sus hombros la solución de la terrible crisis haitiana.
Distinguidos representantes,
El gobierno y la policía haitiana están haciendo esfuerzos considerables por retomar el control de su territorio. Sin embargo, la tarea requiere el concurso de todos los Estados aquí representados.
Sabemos e insistimos en que la solución de la crisis haitiana surgirá solo del pueblo haitiano y sus líderes, a través de un diálogo tesonero y una concertación política duradera, pero hoy no pueden lograrlo solos; como en repetidas ocasiones lo han expresado las más altas autoridades haitianas.
Primero se deben crear en el terreno las condiciones fácticas para que ese diálogo y concertación sean posibles. Por eso, nuestro gobierno ha expresado su más firme respaldo a la posición del secretario general, Antonio Guterres, de que, “mientras se consolida la ayuda a la capacitación de su policía, es necesaria una fuerza robusta, capaz de recuperar la paz y poner fin a la violencia desatada por las bandas armadas, infiltradas por el poder político y económico”.
Reconocemos que las resoluciones 2645 y 2653, han dado sus primeros frutos al iniciarse la aplicación de sanciones de manera bilateral a quienes financian las pandillas; ahora, esperamos que el próximo enero inicien sus labores el Comité de Sanciones y el panel de expertos ordenados en dichas resoluciones, a fin de tener mayor alcance en la persecución de los criminales.
En nuestra opinión, se cruzó ya el umbral de las buenas intenciones. Este Consejo está conminado a concretizar cuanto antes la propuesta de la resolución 2645, integrando una fuerza multinacional en apoyo de la Policía Nacional de Haití, siendo este el único camino viable en el corto plazo para redimir al pueblo haitiano de su horrenda situación actual y así llevar la merecida tranquilidad a nuestra América.
Muchas gracias.