Delincuencia e inseguridad: propuesta de prevención radical

Delincuencia e inseguridad: propuesta de prevención radical

Rafael Paz

Sería llover sobre mojado reiterar el grave problema de inseguridad que existe en el país. No creo que en esta ocasión vale la pena preguntar nuevamente ¿Dónde está el plan Giuliani? Que según prometió el Presidente, en un plazo de dos años, reduciría a la mitad los niveles de delincuencia, o decir nuevamente que ese es su pecado original: haber banalizado el tema de la seguridad ciudadana con fines eminentemente electorales.

Mi mayor deseo es que el país marche bien sin importar el partido que lo dirija. Si las cosas marchan mal sufrimos todos, como ocurre en la actualidad.

En función de ese compromiso, comparto una serie de propuestas que elaboré en el marco de un programa que se denomina Blindar-RD y que se inscriben dentro de nuestra visión de Prevención Radical del Delito. Las mismas son recomendaciones de corto plazo y de naturaleza práctica que requieren inversiones y acciones específicas y pueden ser implementadas con la urgencia que requiere la situación. A saber:

1. Creación del Ojo de Águila o Centro de Monitoreo y Control Metropolitano, a cargo de la Policía Nacional, encargado de operar de forma permanente el sistema de patrullaje y una red de cámaras de reconocimiento facial y visión nocturna en las principales arterias comerciales, parques, zonas de flujo de trabajadores y en las entradas a las zonas residenciales. Iniciando con el Distrito Nacional.

2. Redefinición de las Zonas Policiales en el Gran Santo Domingo y establecimiento de una zonificación por Precintos Policiales con la responsabilidad directa sobre la gestión de los niveles delictivos de las zonas bajo su gestión.

3. Establecimiento de un sistema de patrullaje en función de la frecuencia y los puntos calientes identificados en el sistema de denuncias y a través del Ojo de Águila. Esto permitirá un monitoreo adecuado especialmente a las horas de alto flujo de trabajadores yendo y viniendo a sus lugares de trabajo, muchos de los cuales son objeto de atracos por parte de desaprensivos.

4. Eliminación de pedigüeños y el comercio ambulante en las principales avenidas y sectores residenciales, retirando los limpiavidrios y eliminando la mafia que controla los puntos de limosna y venta en las principales esquinas. Esto incluye la eliminación de las guagüitas del “camero”. Detrás de esto se esconde una gran estructura delictual. 5. Establecimiento transitorio de Perímetros Metropolitanos de Control Nocturno en las horas de alta frecuencia de robos residenciales (1:00 am a 5:30 am) similar al utilizado durante la pandemia. A través de puntos de control de acceso perimetral en las principales ciudades las cuales serían divididas en polígonos (especialmente el Gran Santo Domingo) se establecería una verificación nocturna. Las patrullas deberán tener cámaras transmitiendo en vivo para evitar abusos.

6. Patrullaje nocturno de la DIGESSETT y control del tránsito en las principales arterias de diversión nocturna (LINCOLN, CHURCHILL, GUSTAVO MEJÍA RICART, VENEZUELA, SAN VICENTE, ETC).

El país se encuentra en una etapa de desarrollo mucho más avanzada y la dinámica social es mucho más compleja y sofisticada. Eso requiere una nueva preparación de los organismos de seguridad. La actividad nocturna en las principales ciudades es suficientemente relevante para robustecer y replantear la operación de los organismos de seguridad ciudadana. La Policía durante las noches actúa de forma marginal y eso tiene que cambiar.

Por otro lado, los encargados de trazar la política criminal del Estado deben aprovechar también la recién modificación del Código Procesal Penal con la ley 361-22 que permite que el Ministerio Público persiga al robo simple y sin violencia sin necesidad de una querella de los afectados. Necesitamos una batida judicial para sacar a los delincuentes de las calles.

Se requiere decisión, inversión y capacidad gerencial. El reto está lanzado Presidente.