El doctor Julio Cury censuró este viernes la creciente proclividad de una parte del Ministerio Público a endosarles a los jueces el costo de sus errores y falencias en las acusaciones que presentan.
Se refirió a las investigaciones sesgadas que realizan algunos fiscales con el propósito “nada fortuito” de excluir de sus acusaciones a personas que han comprometido su responsabilidad penal.
“En base a una interpretación literal, declarativa y aislada del art. 291 del Código Procesal Penal, citan y escuchan a quienes se les antoja, vedándoles a otros que resultan ser imputados el derecho a contradecir hipótesis y aportar pruebas que descarten la antijuridicidad y tipicidad de sus comportamientos”. Alegó que esas maniobras persiguen suplantar a los culpables por gente inocente.
“El ruinoso saldo de esa selectividad, como ocurrió con parte con la acusación por lavado de activos que presentó el fiscal Luis González en el denominado caso del Abusador, es un rosario de naderías y sinsentidos, agravados por una lógica orfandad de elementos probatorios respecto de personas a las que se les atribuyeron hechos que ni por asomo son constitutivos de infracción penal alguna”, explicó.
Cury sostuvo que cuando la investigación se orienta a “sacarles las castañas del fuego” a quienes han participado en ilícitos penales para, en su lugar, colocar personas inocentes, los fiscales actuantes apuestan a la “sumisión rebañega de ciertos jueces”. Refiriéndose al mismo caso de lavado de activos, el jurista defendió la actitud observada por la jueza Patricia Padilla, del Segundo Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional. “Lo que sucede es que ella nunca se ha encorvado ante el Ministerio Público ni ante nadie, actitud que le rechina como bisagra oxidada a esos fiscales que mancillan la imagen del órgano persecutor”.
Expresó que por una “rancia cortesía” los abogados se dirigen a los jueces con el precedido adjetivo de “honorable”, el cual, sin embargo, dijo que no todos merecen. “Cuando esos fiscales no logran narigonear al juzgador, lo recusan, como hicieron con la magistrada Padilla, cuyo temple, entereza y probidad sin máculas dignifican la judicatura nacional y la hacen verdaderamente digna del adjetivo honorable”, acotó Cury.