El papa Francisco promulgó este sábado una nueva Constitución que reorganiza el órgano de gobierno del Vaticano, introduciendo más transparencia financiera y abriéndolo a mujeres y laicos, cumpliendo una promesa hecha antes de su elección en 2013.
La nueva Constitución, que entrará en vigor el 5 de junio, reforma partes de la Curia Romana (el gobierno del Vaticano) y sustituirá a la “Pastor bonus” promulgada en 1988 por Juan Pablo II.
Entre los principales cambios figuran la posibilidad de que los laicos y las mujeres católicas dirijan departamentos del Vaticano, así como la incorporación de la comisión asesora sobre abusos sexuales a la Curia.
Los dicasterios (ministerios) de la Curia, que funcionaban con financiamentos opacos y a puerta cerrada desde hace décadas, eran inicialmente reacios a aceptar una gestión más centralizada, consagrada ahora en la nueva Carta Magna.
– Evangelización –
El documento incorpora muchas reformas aplicadas ya por el papa argentino, pero contiene también algunas novedades, como la voluntad de expandir el catolicismo más allá de sus 1.300 millones de fieles.
La nueva Constitución “Praedicate evangelium”, de 52 páginas, crea en ese sentido un nuevo “dicasterio” para la evangelización, que será presidido por el propio Francisco.
Al convertirse en “evangelizador jefe”, el papa lleva a cabo un “cambio tectónico hacia una iglesia más pastoral y misionera”, dijo en Twitter David Gibson, director del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham.
En esa línea, el papa asegura que cualquier cristiano bautizado es un misionero.
“No se puede dejar de tener esto en cuenta en la actualización de la Curia, cuya reforma debe garantizar la participación de los laicos y de las mujeres, incluso en funciones de gobierno y responsabilidad”, dijo.
“El papa Francisco ha estado trabajando en una nueva estructura organizativa para el Vaticano durante nueve años. Es un aspecto importante de su legado”, dijo Joshua McElwee, del National Catholic Reporter en Twitter.
– Protección de menores –
El texto, que se publicó en el noveno aniversario del Pontificado de Francisco, también incorpora la Comisión para la Protección de Menores del Vaticano -un órgano consultivo papal- al diasterio que supervisa las investigaciones canónicas de los casos de abusos sexuales del clero.
Según el cardenal Sean O’Malley, que dirige la Comisión, es un “avance significativo”, que dará peso institucional a la lucha contra una lacra que ha asolado a la Iglesia a nivel mundial.
Pero Marie Collins, una superviviente irlandesa de los abusos clericales y que formó parte de la comisión antes de dimitir en 2017 por la gestión de la crisis por parte de la Iglesia, se trata de un retroceso.
“La Comisión ha perdido oficialmente cualquier apariencia de independencia”, dijo en Twitter.