Por: Altagracia Paulino
Las drogas están prohibidas en todo el mundo, pero en el mundo se usan; el alcohol no está prohibido, pero por ley se alerta que su consumo perjudica la salud, advertencia que se suma a otras globales, como la que regula los efectos dañinos del tabaco; pero no existe advertencia sobre otra patología que afecta severamente a una buena parte de la población: la adicción al juego, o ludopatía.
La ludopatía es un trastorno psicológico que afecta la vida de una persona, que pierde la capacidad de controlar sus impulsos frente al juego. Los expertos recomiendan eliminar los estigmas que consideran como un problema propio de personas sin personalidad o un vicio por tratarse de una enfermedad.
El ludópata piensa constantemente en el juego y cómo obtener dinero para seguir jugando; presenta otras condiciones como ansiedad o depresión, siempre está preocupado por no ser descubierto jugando o perdiendo dinero.
Según psiquiatras consultados, la ludopatía es la peor de todas las adicciones porque un adicto a cualquier droga, al alcohol y al tabaquismo, en solo seis meses que se someta a tratamiento se cura, el ludópata debe durar por lo menos un año en terapia.
Los expertos consideran que quien padece de este mal tiene tres caminos seguros si no recibe ayuda: la cárcel, el cementerio o el manicomio. La cárcel porque son capaces de robar para jugar, el manicomio porque no poder jugar los vuelve dementes y el cementerio porque cuando lo pierden todo terminan en suicidio.
Esto es severamente grave, y quien tiene cerca a algún familiar con ese padecimiento debe proporcionarle algún tipo de ayuda por las condiciones que se agregan como la depresión y ansiedad que son enfermedades mentales.
De acuerdo con los profesionales expertos en adicciones, lo primero que se deteriora es el matrimonio, la familia, porque ocasiona una crisis económica cuando él o ella decide jugar todo el dinero ganado en el mes.
Siento preocupación porque conozco a muchas personas que trabajan solo para jugar y con un enorme campo abierto como las más de 150 mil bancas de apuestas legales e ilegales, las loterías tradicionales y aquí se juega hasta las loterías de otros países. Inolvidable la “caraquita” y ahora la lotería de Miami y Nueva York.
Visito lugares como salones de belleza donde la mayoría juega, nos enteramos porque se habla de números, con el agravante de que hay varias “loterías” en el día y el tema es el número que salió, cuánto le apostaste, de cuánto fue el “palé” y “por poco me saco el loto, solo me faltó un número”.
Como es un problema de salud mental, esta patología debe ser tratada, para lo cual debe realizarse una investigación profunda para determinar la cantidad de personas que la padece. No es muy fácil enfrentarlo porque el ludópata sabe de su enfermedad, pero lo niega. Es la familia la que debe ayudar y contar con la colaboración del sistema de Salud Pública.
Las personas que ganan dinero en el juego lo pierden jugando nuevamente. Existen datos que indican que quienes ganan fortunas, en menos de 5 años quedan en la pobreza “porque lo que viene del juego regresa al juego”. Sinceramente, debemos ponerle atención a este problema, al menos con campañas de alertas e información sobre lugares de ayuda para quien desee curarse.