La historia de los pueblos debe ser conservada en su justa dimensión como instrumento de conciencia nacional, es por esto que se hace necesario asumir con responsabilidad el estudio y análisis de la misma. Algunos señalan “los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”, lo cierto es, que en República Dominicana aún continúan gobernando santanistas y baecistas, quienes nunca perdonarán que los Trinitarios cumplieran con la misión de separación e independencia de la parte Este de la isla de Santo Domingo.
La labor política de Juan Pablo Duarte logró concentrar en 1838 los jóvenes dominicanos de ideas más nobles y puras en la organización que fuera bautizada con el nombre de Trinitaria, está con una visión revolucionaria y consciente que para lograr su objetivo se debía contar con los diversos sectores que tenían incidencia en la parte Este de la isla. Una de las grandezas que caracterizó a Duarte fue lograr unificar criterios con los sectores más conservadores y así encarrilarlos sobre su objetivo principal, independencia de la República.
Desde la fundación misma de la República, el oportunismo ha hecho acto de presencia de manera intrínseca en los actores políticos, actitud está denotada en Tomas Bobadilla, Pedro Santana, Buenaventura Báez y los conservadores, que aún mantienen su hegemonía en la administración pública. Es por esto que los gobiernos tradicionales no han menguado en ningún momento para tratar de borrar los acontecimientos históricos y con ellos, la rebeldía presente en la juventud dominicana al momento de defender la patria y respeto de la soberanía.
Con la intención de erradicar de la sociedad dominicana los hechos y acontecimientos que nos han caracterizado históricamente, es notorio que cada conmemoración, o día que denota la sangre aportada para la fundación de la República, defensa de la soberanía y el respeto a la patria, es movido de su día original.
Al igual como Fray Nicolas de Ovando, borró la historia de los grupos originarios que poblaron la isla, de esa misma manera quienes han dirigido el país, han querido arrancar del seno de la sociedad los héroes, líderes y mártires que ofrendaron lo más valioso y apreciado para un ser humano, SU VIDA.
Los grandes cambios sociales en la humanidad han sido el resultado de la lucha constante que se asume al momento que los derechos de los demás son vulnerados, actitud esta que no les agrada a los sectores de poder. Razón por la cual quienes se encuentran en los espacios de toma de decisión, asumen el método que sea necesario para mantener la juventud centrada en aspectos de poco interés y relevancia social.
El compromiso social de los dominicanos debe estar más allá del interés particular o personal de un sector determinado, por lo que debe convertirse en una consigna nacional el respeto a los feriados relacionados a los hechos y acontecimientos históricos, como le he respetado a otros. Solo con la voluntad y lucha constante de los dominicanos se podrá tener un país más equitativo, digno para todos sus habitantes y en consecuencia un 26 de enero imborrable e inamovible.