El último reporte de la Federación Internacional de Diabetes reveló que esta enfermedad ocasionó alrededor de 4.2 millones de muertes en el mundo.
Anualmente mueren 4.2 millones de personas en el mundo a causa de la diabetes, enfermedad crónica que provoca que el cuerpo produzca un exceso de glucosa o azúcar en la sangre y aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o no la utiliza de manera eficaz.
La insulina es una hormona que regula el nivel de azúcar en la sangre y su deficiencia constante ocasiona daños en distintos órganos y sistemas del cuerpo, afectando en mayor escala los nervios y vasos sanguíneos, por ello es fundamental tratar a tiempo la diabetes para que los pacientes puedan evitar complicaciones e incluso la muerte.
Datos publicados por la Federación Internacional de la Diabetes, proyectan que para el 2030, más de 578 millones de adultos serán diagnosticados con esta enfermedad en el mundo4. Se estima, además, un incremento del gasto anual en servicios médicos por la enfermedad, que ascenderá a los 825 mil millones de dólares.
Estas cifras podrían cambiar si se modifica el estilo de vida, se realiza actividad física, se asegura una dieta saludable, se disminuyen las bebidas alcohólicas, y se promueve un mayor consumo de carnes blancas o mariscos y de harinas integrales en lugar de las refinadas.
Existen tres tipos de diabetes: tipo 1, tipo 2 y gestacional. La diabetes tipo 1 ocurre cuando el cuerpo deja de producir o genera muy poca insulina, se conoce como diabetes juvenil porque es más frecuente en la niñez o adolescencia.
La diabetes tipo 2 es la más común y representa el 90% de todos los casos diagnosticados por esta enfermedad en el mundo7, su principal característica es un descontrol de la insulina, lo cual genera altos niveles de glucosa en el cuerpo. Por último, la diabetes gestacional que se presenta durante el embarazo podría poner en riesgo a la madre y al niño, e incrementar las posibilidades de desarrollar la diabetes de tipo 2 a largo plazo.
Según investigaciones de la Organización Panamericana de la Salud, entre las principales causas del aumento de casos de diabetes son la obesidad y el sobrepeso, la inactividad física, y la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas, azúcar y sal. Además, se pueden encontrar otros detonantes, como los antecedentes familiares, edad, síndrome del ovario poliquístico, presión arterial alta, niveles anormales de colesterol y triglicéridos o incluso, la raza.
El doctor Esteban Coto, Cardiólogo y Director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe aseguró que “es de suma importancia que los diabéticos mantengan un control integral de la glucosa en sangre, el colesterol y la presión arterial, lo cual permitirá establecer tratamientos, planes de seguimiento y control de la enfermedad primaria, evitando así complicaciones”.
Lo anterior debido a que los pacientes con diabetes presentan un mayor riesgo de generar complicaciones relacionadas con enfermedades cardiovasculares, ceguera, insuficiencia renal, daño en los nervios y amputación de miembros inferiores, entre otras. También, son más propensos a desarrollar infecciones.
Los exámenes clínicos que pueden ayudar al diagnóstico involucran la medición de la glucosa en la sangre, como la glicemia basal (se realiza en ayunas), la hemoglobina glucosilada y la curva de glicemia, todas bajo vigilancia y acompañamiento médico. Una vez, que se ha comprobado la existencia de la enfermedad, su tratamiento dependerá del tipo de diabetes del paciente, y podría ser desde administración diaria de insulina inyectada hasta medicamentos específicos que estabilizan la producción de insulina.