Este año debido a la pandemia del Covid-19, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha explicado la modificación del rito del Miércoles de Ceniza, adaptándose a las medidas de seguridad sanitarias establecidas en este tiempo de pandemia.
Fue presentado este miércoles en el Arzobispado de Santo Domingo el nuevo rito de imposición de la ceniza por el inicio de la cuaresma. “Después de asperjarlas, sin decir nada, con el agua bendita, el sacerdote se dirigirá a los presentes, diciendo una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». Luego, el sacerdote se limpiará las manos y se pondrá la mascarilla para proteger la nariz y la boca. Posteriormente, impondrá la ceniza a cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acercará a los fieles que estén de pie, permaneciendo en su lugar. Asimismo, el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada, no en la frente como tradicionalmente se hacía”.
La rueda de prensa estuvo encabezada por S.E.R Mons. Raúl Berzosa, Obispo Emérito de Ciudad Rodrigo, España, acompañado del Rvdo. P. Kennedy Rodríguez Director de Comunicación y Prensa de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
Este miércoles 17 de febrero inicia la cuaresma con el Miércoles de Ceniza, con la imposición de las cenizas, se inicia una estación particularmente relevante para todo cristiano pues les ayuda a prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Significado simbólico de la Ceniza La ceniza, del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.
El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma, realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado del Domingo de Ramos). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con la ceniza y termina con las vísperas del Jueves Santo.