El presidente Danilo Medina inauguró la tarde de este jueves la iglesia de Santa Bárbara, ubicada en el populoso sector que lleva su mismo nombre en el Distrito Nacional, con una inversión ascendente a los 160 millones de pesos.
Los trabajos de rescate y restauración del templo estuvieron a cargo de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), que según las palabras de su director Francisco Pagan, los mismos se hacían cumpliendo un mandato del presidente Danilo Medina.
Dijo que la iglesia fue la primera parroquia del llamado Nuevo Mundo, solamente antecedida por la Basílica Santa María la menor que hoy conocemos como la Catedral de Santo Domingo, pegadita al Fuerte de Santa Bárbara al norte de la Ciudad Colonial y frente a la ría del Ozama, puerto del primer Virreinato de América.
”Esta obra habla por sí misma y fue aquí donde Juan Pablo Duarte se convirtió en cristiano al bautizarse, y que la pila bautismal es la misma, y que debajo de sus pisos está la tumba de una hermana del patricio que murió de seis años, Ana María Duarte Díez, según consta en un documento de la época, así como el padre de Juan Pablo Duarte”, agregó Pagán Rodríguez.
Argumentó que los trabajos resultaron complejos por la fragilidad estructural provocada por el tiempo y el abandono total al que fue sometida por lo que fue necesario hacer estudios hidrogeológicos, geofísicos y geotécnicos para identificar que pasaba debajo de la propia iglesia y definir soluciones de reforzamiento estructural sin afectar la arquitectura original de este majestuoso monumento.
Así como también realizar estudios de comportamiento de grietas y poder entender donde debería ser reforzada la estructura, estudios de resistencia vertical y estudios arqueológicos.
Hay que destacar que las visitas de inspección para determinar el avance y la calidad de los trabajos ejecutados por la OISOE en este templo, las realizaron los monseñores Ramón Benito Ángeles Fernández, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, y Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de la ciudad, acompañados siempre por ingeniero Pagán, y Juan Gilberto Núñez, el diseñador, escultor y museógrafo que trabajó en la restauración de la casa de la familia y el Museo de Cera en honor al patricio.
Estos dignatarios eclesiásticos alabaron los cambios, empezando desde el exterior, de la fachada de estilo español colonial con tendencia al estilo barroco, sus arquerías de ladrillo, sus torres que flanquean su frente, con decoraciones en piedra y ladrillos, hasta el interior, echando una ojeada cercada a sus ocho capillas de épocas diferentes, ubicadas en una sola nave decorada con semiesferas de piedra, que bordean los arcos y las ventanas, llamadas bolas isabelinas.
En el acto inaugural acompañaron al presidente además del director de la OISOE, funcionarios civiles y militares, autoridades eclesiales, miembros del Instituto Duartiano, entre otras personalidades