Con motivo de celebrarse la Navidad, el Rector de la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) y obispo auxiliar de Santo Domingo Norte, monseñor Jesús Castro Marte, manda un mensaje de reflexion para esta epoca navideña.
Bendecimos al Señor que nos concede celebrar una vez más el nacimiento de su Hijo en nuestros corazones. Deseo expresarles mis felicitaciones cordiales y, de paso, compartir con ustedes algunas breves reflexiones que considero pertinentes.
Al concluir este año, echamos una mirada retrospectiva al mismo y nos tropezamos con luces y sombras. A pesar de las múltiples dificultades con las que tenemos que convivir a diario, los dominicanos nunca perdemos la alegría ni la esperanza ni la ilusión de seguir forjando el futuro de la Patria. Por otro lado, las sombras se convierten en los grandes retos que hemos de enfrentar como individuos y como nación en el nuevo año que se aproxima. Lejos de nosotros ofrecer una mirada pesimista sobre la realidad de nuestro país. Nos mantenemos en pie como nación y vamos dando pasos hacia la madurez como pueblo, aunque aún nos queda por delante un grande trecho por recorrer.
Nos preocupa, obviamente, nuestro futuro inmediato. Pues el año 2020 hemos de enfrentar grandes retos de los cuales esperamos salir fortalecidos y sentirnos luego orgullosos de los resultados obtenidos. En primer lugar, tenemos el reto de las elecciones municipales y congresuales en el mes de febrero y las elecciones gubernamentales en mayo. Esperamos salir airosos de estos torneos electorales, mediante procesos limpios y ordenados; esforzándonos por dejar atrás la violencia y el vergonzoso clientelismo.
En segundo lugar, esperamos una real independencia del Poder Judicial y el enfrentamiento eficaz de la corrupción a todos los niveles, mediante acciones contundentes y ejemplares, evitando las parcializaciones y los paños tibios en la aplicación de la justicia y las poses teatrales demagógicas. En tercer lugar, esperamos que podamos ser asertivos al enfrentar el flagelo de la violencia contra la mujer, proponiendo cura eficaz en el empoderamiento, la educación, respeto y apoyo a las mismas y en la contención apropiada y la educación de los hombres proclives a ejercer dicha violencia.
Deseamos, igualmente, que podamos salir vencedores en la lucha contra la violencia y la inseguridad ciudadana y en el enfrentamiento contra el serio problema del narcotráfico y la distribución de estupefacientes. De igual modo, esperamos que los logros económicos de los que hacemos ostentación, tengan su efecto concreto en una mejor atención en la salud, atención a los sectores más desposeídos, en el cuidado de una clase media que se está quedando sin asideros y sin apoyo, y, finalmente, también esperamos que pronto comencemos a ver los logros tangibles del arduo y atinado trabajo en la educación pública y privada.
¿Es mucho pedir? Creemos que no puede haber una apropiada celebración de la Navidad sin sueños que sean realizables. No pueden hacerse unos festejos de Año Nuevo sin propuestas concretas que alimenten la esperanza que sostiene nuestra existencia. Y no podemos tener una “Feliz Navidad” sin respeto, sin ternura, sin mesura, sin alegría verdadera, sin Dios, que viene a hacerse niño, una vez más, para nacer en nuestros corazones. Que el Señor nos provea de la sabiduría necesaria de la constancia en nuestro esfuerzo y de la transparencia en nuestras acciones para ello. Felicidades, una vez más y que el Señor los bendiga y les traiga su paz.