Un número alarmantemente elevado de niños sufre las consecuencias de la mala alimentación y de un sistema alimentario que no tiene en cuenta sus necesidades, advirtió hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en un nuevo informe sobre los niños, los alimentos y la nutrición.
El Estado Mundial de la Infancia 2019: Niños, alimentos y nutrición revela que al menos uno de cada tres niños menores de cinco años –o más de 200 millones– está desnutrido o sufre sobrepeso. Casi 2 de cada 3 niños entre los seis meses y los dos años no reciben alimentos que potencien un crecimiento rápido de sus cuerpos y sus cerebros. Esta situación puede perjudicar su desarrollo cerebral, interferir con su aprendizaje, debilitar su sistema inmunológico y aumentar el riesgo de infección y, en muchos casos, de muerte.
En República Dominicana, los datos de la última Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA) informan que la prevalencia de la desnutrición infantil crónica ha declinado de 16.5% (1991) a 6.9% (2013), destacándose que en los niños más pobres, el nivel de desnutrición crónica alcanzó al 12%. La desnutrición infantil aguda, que supone un bajo peso en tallas o extrema delgadez, ha permanecido estable en un 2% de la población total desde 2002.
Sin embargo, entre los niños de 0 a 6 meses, el porcentaje sube a 6.8, como resultado de la baja práctica de la lactancia materna exclusiva a los seis meses y la introducción de alimentos sólidos, antes de esa edad. La tendencia de la lactancia materna en los últimos años ha sido negativa y del 7% de las madres que practicaron la lactancia exclusiva en los primeros seis meses, de 2007, se redujo a 5% en 2014. En el ámbito global, en América Latina y el Caribe, la lactancia materna exclusiva tiene una tendencia al aumento de 35% a 42% y de 35% a 38% respectivamente.
Por otra parte, aunque el sobrepeso y la obesidad en los niños menores de cinco años no ha aumentado, y se mantiene en 7%, se observa que en los niños con mayor riqueza es mayor al 11%. Asimismo, el sobrepeso y la obesidad afecta al 33% en los niños en edad escolar. En relación a las deficiencias de micronutrientes en niños en edad escolar ha habido una notable mejoría.
El informe señala que las madres con malnutrición tienen más riesgo de que sus hijos también la presenten. Por esta razón es prioritario reducir la anemia por deficiencia de hierro entre las mujeres en edad fértil, la cual ha aumentado ligeramente en el país de 26% a un 30%, al igual ocurre a nivel global y en América Latina y el Caribe.
“En América Latina y el Caribe, demasiados niños y niñas comen muy poca comida saludable y demasiada comida poco saludable. En toda la región, el retraso en el crecimiento, la emaciación y la obesidad afectan a las mismas comunidades y a veces al mismo hogar. Para muchas familias que viven en la pobreza, tener comidas nutritivas cada día sigue siendo incosteable o inaccesible”, dijo Bernt Aasen, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
Rosa Elcarte, Representante de UNICEF en el país, expresó que “para mejorar la nutrición de todos los niños y niñas desde la primera infancia es necesario que este derecho se coloque en el centro de las políticas públicas y reforzar el cumplimiento de leyes que ya existen en el país como la que regula la comercialización de los sucedáneos de la leche materna”.
“Se requiere la creación de nuevas leyes y el compromiso de la empresa privada para la fortificación de alimentos y regular los contenidos en azúcar, grasas y sal de los alimentos, así como la publicidad de esos alimentos dañinos a la salud de los niños, niñas y adolescentes” agregó Elcarte.
Datos mundiales
El informe ofrece la evaluación más completa hasta la fecha de la malnutrición infantil en todas sus formas en el siglo XXI. Describe una triple carga de malnutrición: la desnutrición, el hambre oculta, causada por la falta de nutrientes esenciales, y el sobrepeso entre los niños menores de 5 años, al tiempo que señala que en todo el mundo:
• 149 millones de niños padecen de retraso en el crecimiento, o son demasiado pequeños para su edad,
• 50 millones de niños sufren de emaciación, o son demasiado delgados para su estatura,
• 340 millones de niños –es decir, 1 de cada 2– sufren carencias de vitaminas y nutrientes esenciales, como la vitamina A y el hierro,
• 40 millones de niños tienen sobrepeso o son obesos.
Se advierte que las malas prácticas alimentarias comienzan desde los primeros días de la vida de un niño. Un ejemplo es que, a pesar de que la lactancia materna puede salvar vidas, solo el 42% de los niños menores de seis meses son alimentados exclusivamente con leche materna y un número cada vez mayor de niños reciben sucedáneos de la leche materna.
Por ejemplo, se muestra que el 42% de los adolescentes que asisten a la escuela en los países de bajos y medianos ingresos consumen bebidas gaseosas azucaradas por lo menos una vez al día y el 46% ingieren comida rápida por lo menos una vez a la semana. Esas tasas ascienden al 62% y al 49%, respectivamente, en el caso de los adolescentes de los países de altos ingresos.
Como resultado, los niveles de sobrepeso y obesidad en la infancia y la adolescencia están aumentando en todo el mundo. Entre 2000 y 2016, la proporción de niños con sobrepeso de entre 5 y 19 años de edad se duplicó, pasando de 1 de cada 10 a casi 1 de cada 5. Hay 10 veces más niñas y 12 veces más niños de este grupo de edad que sufren de obesidad hoy en día que en 1975.
La mayor carga de la desnutrición en todas sus formas recae sobre los niños y adolescentes de las comunidades más pobres y marginadas, señala el informe. Solo 1 de cada 5 niños de seis meses a dos años de edad procedentes de los hogares más pobres consume una dieta lo suficientemente diversa como para que su crecimiento se considere saludable. Incluso en países de ingresos altos como el Reino Unido, la prevalencia del sobrepeso es más del doble en las zonas más pobres que en las más ricas.
Para abordar esta creciente crisis de la malnutrición en todas sus formas, UNICEF hace un llamamiento urgente a los gobiernos, al sector privado, a los donantes, a los padres y madres, a las familias y a las empresas para que ayuden a los niños a crecer sanos, mediante las siguientes medidas:
1. Empoderar a las familias, los niños y los jóvenes para que exijan alimentos nutritivos, incluso mejorando la educación nutricional.
2. Alentar a los proveedores de alimentos a que actúen en interés de los niños, incentivando la distribución de alimentos saludables, convenientes y asequibles.
3. Establecer entornos de alimentación saludable para niños y adolescentes mediante la utilización de enfoques de eficacia demostrada, como el etiquetado preciso y fácil de comprender y unos controles más estrictos de la comercialización de alimentos poco saludables.
4. Movilizar los sistemas de apoyo –salud, agua y saneamiento, educación y protección social– para mejorar los resultados en materia de nutrición para todos los niños.
5. Recopilar, analizar y utilizar periódicamente datos y pruebas de buena calidad para orientar la acción y hacer un seguimiento de los progresos.
“Estamos perdiendo terreno en la lucha por una dieta saludable. Esta no es una batalla que podamos ganar por nuestra cuenta. Necesitamos que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil den prioridad a la nutrición infantil y trabajen juntos para abordar las causas de la alimentación poco saludable en todas sus formas”, dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.